Restos arqueológicos ubican en el término municipal de Jumilla los indicios más antiguos de producción vinícola de Europa. En torno al año 3000 antes de Cristo. La elaboración de vino ha marcado la historia y el desarrollo de esta ciudad murciana. Jumilla es, hoy, una de las regiones vitivinícolas de referencia. Una localidad que sigue deleitándonos con el sabor de sus caldos.
La elaboración del vino marca la idiosincrasia de la ciudad. Así nos lo confirma Ana, una vecina de Jumilla. Quien nos cuenta que en su pueblo aún hay productores que elaboran vino de forma artesanal como hace 100 años. Para comprobarlo nos recomienda que visitemos las Bodegas Delampa. Una bodega situada a poco más de 10 minutos del centro de la ciudad, inaugurada en 1921, y que continúa fabricando su propio vino. Un ejemplo de lo que podemos encontrar en esta ciudad murciana.
Es tan importante el vino en Jumilla que hasta sus fiestas patronales giran en torno a esta bebida. Celebrada una semana antes de que se inicie oficialmente la vendimia, la fiesta es preámbulo y celebración del inicio de la recogida de los frutos después un año duro de trabajo. En depósitos instalados en el Paseo del Poeta Lorenzo Guadiola, la gente pisa los racimos de uvas con los pies descalzos para sacar el primer mosto de la uva. No muy lejos de allí, las bodegas de la comarca montan sus casetas en las que dan a probar sus vinos a los visitantes.
Declaradas Patrimonio de Interés Turístico, las fiestas de la vendimia, alcanzan su punto álgido con la Gran Cabalgata del Vino, en el que decenas de carrozas desfilan por el centro de la ciudad, engalanadas con decoraciones alusivas a la vendimia y en la que se reparten dulces típicos y litros de vino entre los asistentes.
Esta es la cultura del vino de Jumilla.
La ciudad del interior de Murcia.
Jumilla se encuentra en el noroeste de la Región de Murcia. Limítrofe con la provincia de Albacete. En la intersección de varias pequeñas sierras como la Sierra del Carche, la Sierra del Cingla y la Sierra del Buey. Después de Lorca, es el término municipal más extenso de la región y el décimo de España.
Difiere un poco de la huerta del Segura, la imagen habitual que tenemos de la región. Hay menos humedad y en invierno hace un poco más de frío. Por momentos nos puede recordar a La Mancha.
La actual ciudad de Jumilla se encuentra habitada desde la Edad de Bronce. En lo alto del cerro, donde se construyó el castillo en la edad media, se asentaron los íberos, y después los romanos.
En la época de la reconquista se anexiona al Reino de Murcia, conquistado para Castilla por Alfonso X el Sabio y se incluyó dentro del señorío de Villena. Fue el propio marqués de Villena, quien entrega el gobierno de la ciudad a su medio hermano, Rodrigo López Pacheco. Durante siglos, la familia de los Pachecos, serían los gobernadores de la ciudad.
Durante el reinado de Isabel II, ya en el siglo XIX, con la abolición de los señoríos y la servidumbre, se produce una explosión inusitada del cultivo de la vid, controlada hasta ese momento por la iglesia.
Lógicamente, con tantos siglos de historia, la ciudad atesora una gran riqueza cultural y monumental. La web Murcia Única nos propone algunos planes para visitar la ciudad.
El primero de ellos es visitar sus bodegas locales. Una forma de conocer como se elaboraba y se elabora el vino y descubrir todas las tradiciones que se ciernen en torno a él. Estas visitas nos dan la oportunidad de conocer los productos de la zona. En Jumilla, la variedad de uva más plantada es la de Monistrell, diferente a la uva Tempranillo, que es la que más conocemos porque con ella se elaboran los vinos de Rioja, Ribera del Duero y Valdepeñas.
Explorar el casco antiguo es una delicia para los amantes de los conjuntos monumentales. En sus calles empedradas encontramos monumentos de diferentes épocas históricas. Como el convento franciscano de Santa Ana del Monte, que se abrió al culto en 1573, o la iglesia renacentista de Santiago, construida entre los siglos XV y XVII, declarada Patrimonio Nacional.
Entre los monumentos civiles se hallan el Casón, un monumento funerario de origen romano; el Teatro Vico, construido por el arquitecto Justo Millán Espinosa en 1883 o la casa del artesano, una casa renacentista del siglo XVI, perfectamente restaurada, en la que el ayuntamiento suele organizar exposiciones y cursos.
La ciudad de Jumilla está coronada por su majestuoso castillo medieval. Una fortaleza que comenzó siendo un alcázar árabe y que sufrió una profunda transformación entre los siglos XV y XVI a manos de don Juan Pacheco, el marqués de Villena, que lo transformó en el monumento que conocemos hoy.
La historia de sus viñas.
Los romanos extienden el cultivo de la vid por toda Iberia, así como el del olivo y el del trigo. Los tres cultivos en los que se basaba la economía romana. Sin embargo, tal y como afirma la página web de la Denominación de Origen Jumilla, los destacamentos romanos descubren que los habitantes íberos del lugar ya plantaban vides y elaboraban vino.
Descubrimientos arqueológicos realizados en 1978 hallan restos de vitis vinífera provenientes de la Edad de Bronce.
Los viñedos están presentes en la zona junto a otros cultivos frutales como peras y melocotoneros, pero experimentan un auge considerable en el siglo XVII, cuando los monjes benedictinos eligen la comarca para proveer de vino a la archidiócesis de Orihuela-Cartagena.
Como hemos dicho antes, el fin de los señoríos en el siglo XIX permite que los pequeños agricultores locales cultiven la vid sin el control de la iglesia ni del marquesado. Esta etapa coincide con una fuerte plaga de filoxera en Francia. Toneladas de mosto procedente de Jumilla se exportan al país vecino para cubrir la demanda de vino. Esto hace que la rentabilidad de los viñedos resulte atractiva para los agricultores de la comarca, los cuales extienden su cultivo, desplazando a otros que eran frecuentes en la zona.
Jumilla es una de las denominaciones de origen vinícolas más antiguas de España. Reglamentada como tal en 1966. A principios del siglo XX, la ciudad contaba con una estación enológica. Utilizada hoy como laboratorio regional agrario y bodega experimental.
La comarca cuenta hoy con más de 40 bodegas amparadas en la Denominación de Origen. Siendo un referente internacional en la producción de vinos basados en la uva Monistrell.
Los vinos de Jumilla hoy.
Injustamente, durante mucho tiempo, los vinos de Jumilla se han asociado con vinos de mesa para uso diario como “El Tío de la Bota” o los vinos “Don Simón”. Nada más lejos de la realidad. Jumilla reúne unas condiciones geológicas y geográficas que hacen que en la zona se produzcan vinos únicos, apreciados internacionalmente.
Jumilla tiene un clima mediterráneo, con escasez de lluvia, muchas horas de sol al año y una cierta humedad en el suelo que crean unas condiciones especiales para la maduración de la uva.
Los viñedos de Jumilla se encuentran cercados por montañas, con una buena orientación al sol, lo cual influye en el azúcar de la uva y en la posterior calidad de los vinos.
Las características de los suelos contribuyen de forma positiva en la producción de una uva de calidad. Se tratan de terrenos arcillosos, permeables, con un subsuelo franco-arenoso que conserva una humedad beneficiosa para el crecimiento de la planta, aun con pocas precipitaciones.
Hoy en día, el riego de los viñedos de Jumilla se efectúa por medio de sondas, manteniendo un nivel de humedad adecuado en cada capa del terreno. Lo que permite una producción más controlada de la uva, para obtener la cosecha adecuada para el vino que se quiere elaborar.
Los vinos tintos son los más populares de la comarca. En la actualidad, junto a la uva Monistrell, la uva tradicional de la zona, presente en un 80% de la producción, se mezclan con otras variedades como Garnacha, típica de Aragón, y Merlot, Cabernet Sauvignon y Syrah, variedades de uva de origen francés.
Es típico en Jumilla elaborar vino dulce. Un vino tinto diferente a los vinos dulces andaluces, y que se consume con frecuencia en la Región de Murcia.
El vino rosado de Jumilla se elabora casi íntegramente con uva Monistrell y para los vinos blancos se emplean las variedades Airen, Macabeo y Sauvignon-blanc.
Entre las bodegas de Jumilla se encuentran algunas de gran prestigio como Juan Gil o Luzón. Algunos de sus caldos cuentan con reconocimiento internacional.
Los tintos de Jumilla se caracterizan por tener cuerpo, un aroma afrutado y fresco, y por una entrada en boca carnosa con persistencia a fruta. Un vino lleno de matices.
Marinan estupendamente con asados de carne, con comidas picantes, tablas de embutidos y quesos maduros. Y desde luego con su rica gastronomía local, en la que destaca el arroz con conejo y caracoles, las migas murcianas y el pastel de cierva.
Visitar Jumilla implica empaparse de la cultura del vino.