Para disfrutar de un paisaje no hace falta irse muy lejos. Yo tengo la suerte de vivir en Badajoz y para mí, mi provincia es el paraíso. No sé si será cosa de la sangre, pero no necesito salir a otros lugares para gozar de naturaleza, gastronomía, buena gente y tranquilidad.
Os voy a contar una serie de rincones escondidos de mi querida Badajoz donde más disfruto. Será un secreto entre nosotros.
- Badajoz tiene como ciudad pequeña esa ventaja que todos sus principales objetivos fotográficos están cerca. Muchos fotógrafos y pintores lo han sabido retratar en múltiples exposiciones. Uno no puede perderse la Catedral, justo al lado de la Plaza de Toros pacense. Una visita obligada es al viejo molino abandonado junto al río Rivillas. Las ruinas siguen igual defendiéndose del abandono, negándose a desaparecer. Quizás cuando falte le echemos de menos.
- Si salimos a la provincia encontramos el Castillo de Luna, situado en la localidad de Alburquerque, en el extremo noroccidental de la provincia de Badajoz. Se trata de una fortaleza compacta, no demasiado grande, pero muy bien conservada. Muchos consideran que el Castillo de Luna es uno de los más bonitos de Extremadura. Alburquerque se encuentra en zona de la Sierra de San Pedro, de gran interés para ornitólogos y amantes de la naturaleza.
- En San Benito de Alcántara tenemos la fortificación original de la villa, que es visible, como un lienzo sinuoso de muralla que, adaptándose a lo abrupto del terreno, desciende por el norte hasta la misma cabecera del Puente. Hay un segundo recinto, en lo más alto, que responde a las características de las alcazabas musulmanas, donde se constituyó el convento-fortaleza de la Orden de Alcántara.
- La Basílica de Santa Lucía del Trampal es un edificio único por sus peculiares rasgos arquitectónicos y por ser uno de los pocos edificios de la España visigoda que se conservan en la mitad sur de la Península. En su construcción se emplearon materiales procedentes de edificios de época romana y prerromana, por lo que el edificio y su entorno constituyen un verdadero tesoro histórico.
- Monasterio de Tentudia. A principios del siglo XIII, durante una batalla contra los árabes, el capitán Pelay Pérez Correa, maestre de la Orden de Santiago, al ver que llegaba la noche y no obtenía la victoria, imploró a la Virgen gritando: ¡Santa María, detén tu día!. Y cuenta la tradición que el sol se detuvo en el horizonte para permitir a las tropas cristianas la victoria. El maestre mandó edificar un templo para Santa María de Tentudía.
- En el término municipal de Azuaga, localidad donde nació el prestigioso abogado Miguel Durán, existen una treintena de dólmenes prehistóricos que todavía no se han puesto en valor. También se conserva en bastante buen estado de conservación el camino árabe de Córdoba, con puentes y torres defensivas en sus cercanías.
Como puedes comprobar, Badajoz tiene todo un mundo por descubrir. Rincones escondidos que merecen la pena visitar.