Existen colegios que imparten en un mismo centro educación infantil (de los 3 a los 6 años), educación primaria (hasta los 11), la E.S.O. y el bachillerato o formación profesional. Su enfoque es diferente a la enseñanza estandarizada por el Estado, por la que a los 12 años, el niño pasa al instituto. De cara a la formación de nuestros hijos, ¿es mejor este modelo? ¿Qué ventajas e inconvenientes presenta?
Los centros integrados de educación son un modelo bastante instaurado en nuestro país; sobre todo a través de centros privados y concertados. Consisten en coger al niño, desde que es pequeño, y formarlo y acompañarlo durante todo su proceso formativo hasta que esté en condiciones de ir a la universidad o de incorporarse al mercado de trabajo, habiendo aprendido un oficio.
Con este planteamiento hay un compromiso personal con el estudiante y su familia que, a menudo, va más allá de preparar el futuro profesional del alumno. El cuerpo directivo de Madre de Dios Ikastetxea, un colegio concertado de Bilbao, situado en el barrio de San Inazio, que recoge guardería, educación infantil, educación primaria, ESO, bachillerato y educación especial, señalan que su objetivo es formar personas con valores, con espíritu crítico, y comprometidos con la comunidad.
La elección del centro educativo corresponde a los padres, aunque a menudo, en función de las plazas disponibles, las autoridades pueden colocar al niño en otro colegio cercano a la residencia familiar, teniendo en consideración las preferencias de los progenitores.
Los centros de educación presentan jornadas de puertas abiertas. En estas jornadas, los padres acuden a los centros donde quieren que estudien sus hijos, para conocerlos. Suelen celebrarse los fines de semana. En todas ellos se organiza una charla en la que el equipo directivo presenta la filosofía, la línea educativa y el sistema de funcionamiento del centro. Posteriormente, se realiza una visita guiada por las instalaciones.
Asistir a estas jornadas es fundamental para que los padres puedan tomar una decisión fundamentada a cerca del colegio en el que quieren que estudien sus hijos. Desde luego, escoger el modelo educativo y el centro adecuado es decisivo para la buena formación del niño.
El modelo de centros integrados.
Este modelo es bastante antiguo. Se ha llevado a delante, tradicionalmente, por congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza. El planteamiento se ha adaptado a la normativa y a las necesidades educativas en cada momento.
Sin embargo, el espíritu es el mismo. Se trataba de coger a un niño, desde su más tierna infancia, infundirle unos valores y prepararlo para que el día de mañana sea una persona de provecho.
Esto implicaba darle una formación de calidad para que el alumno pudiera ser aceptado sin problemas en la universidad. De ahí que estos centros tengan fama de impartir un nivel académico alto. Otros centros de este tipo, sobre todo en los barrios obreros, enseñaban un oficio al alumno, para que pudiera valerse por sí mismo, una vez hubiera terminado sus estudios.
El Diario de la Educación, una revista editada por personal docente, bastante crítico con la L.O.G.S.E., defiende que este modelo es perfectamente aplicable a toda la enseñanza pública.
La L.O.G.S.E., instaurada en 1990, cambió por completo el sistema educativo. Fijó la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, algo que era una buena noticia, pero lo hizo sacando a los niños de los colegios a los 11 años para incorporarlos a un instituto de secundaria.
El cambio era radical para los alumnos, que siendo prácticamente unos niños, pasaban a un centro de adolescentes, con un profesor por asignatura o con otros métodos de enseñanza. No asimilar bien este cambio llevaba a un aumento del fracaso y del abandono escolar.
Para muchos docentes, los centros integrados de educación amortiguan el cambio de la enseñanza primaria a la secundaria y lo resuelven en gran medida. Ya que el alumno no tiene que cambiarse de centro, conoce las instalaciones, y en cierta medida, sigue recibiendo la misma línea educativa, aunque el nivel académico sea superior.
Ventajas.
Este modelo educativo es bastante valorado por los padres. De hecho, algunos de estos centros están tan solicitados, que cuesta acceder a ellos, ya que enseguida cubren sus plazas. Estas son algunas de las ventajas que presentan los centros integrales de enseñanza para la formación de nuestros hijos:
- Formación continua e integrada.
Lo más interesante de estos centros es que llevan un seguimiento de la evolución del alumno desde su más tierna infancia, lo cual permite impartir una educación adaptada a las particularidades del niño. Lo conocen desde que tenía 3 años y le acompañan hasta la edad adulta.
- Estabilidad para el estudiante.
Facilitar un entorno estable también influye en el aprendizaje de los niños. Pasar gran parte de su vida en un mismo centro le aporta un nivel de seguridad al alumno que redunda en su desarrollo personal. En todo este tiempo, el niño conoce las instalaciones como si fuera su casa y establece relaciones con profesores y otro personal del centro que duran años.
- Calidad de las instalaciones.
Gran parte de estos centros se caracterizan por la calidad de sus instalaciones. Al impartir la formación a niños de todas las edades, no dudan en invertir sus recursos en dotarse de medios materiales eficientes, que desde luego se amortizan, ya que los utilizan alumnos de distintos niveles.
- Nivel académico.
Aunque cada vez existe menos diferencia entre la calidad de la enseñanza pública, la privada y la concertada, lo cierto es que estos centros se han ganado una reputación basándonos en el nivel académico que imparten. La razón está en que al no ser centros completamente públicos, debían atraer a los alumnos por la calidad de la educación, no por la proximidad al domicilio familiar.
- Educación con valores.
Otro de los elementos distintivos de estos centros es que no se limitan a impartir una formación técnica, sino que hacen un especial hincapié en potenciar otros aspectos importantes del ser humano. Podemos estar más o menos de acuerdo con el enfoque que le dan, pero lo cierto es que infunden en los niños principios como la comprensión, la ayuda al prójimo y les enseñan a discernir entre lo que está bien y lo que está mal, frente a una educación aséptica en la que todo vale.
Inconvenientes.
Este modelo educativo también tiene sus detractores. Hay quienes piensan que es un planteamiento anticuado, propio de otras épocas y que ha quedado un poco trasnochado para los tiempos en los que vivimos. Sin querer entrar en esta polémica, estos son dos inconvenientes materiales que se deben tener en cuenta antes de matricular a nuestros hijos en estos centros:
- Masificación. Debemos partir de que estos centros son auténticas ciudades formativas. En ellas se llegan a concentrar varios centenares de niños de diferentes edades, con una abundancia de profesores y personal no académico y un despliegue considerable de medios. Aunque los niños están separados por niveles, no deja de resultar un poco abrumador para un niño de 3 años que acaba de salir de la guardería. Un centro pequeño y recogido, donde el niño estaba casi como si estuviera en su ámbito familiar. Si lo vemos en perspectiva, la educación integrada es beneficiosa a largo plazo, pero en un primer momento, en la educación infantil, para algunos padres no es el entorno más adecuado.
- Mayor coste económico. Aunque gran parte de estos centros hoy en día son concertados; es decir, que están subvencionados con fondos públicos y permiten el acceso a familias con diferentes niveles de ingresos, no debemos olvidar que suelen exigir un desembolso mayor en la adquisición de equipamiento y material escolar. Esto implica, en ocasiones, la compra de un uniforme para el niño y material corporativo o la colaboración económica de los padres en el mantenimiento de las instalaciones.
Los criterios más valorados por los padres para elegir colegio.
La página web Ibercampus señala que los padres españoles suelen barajar criterios materiales y otros de contenido o enfoque a la hora de escoger el colegio de sus hijos. Unas familias le dan más peso a unos criterios que a otros, pero, por lo general, la decisión final viene motivada por una combinación de varios de ellos.
Respecto a las cuestiones materiales, lo que más se tiene en cuenta es la cercanía del colegio al domicilio familiar y los costes asociados a la enseñanza. Entre ellos se incluye el precio del comedor, las actividades extraescolares y el material escolar.
En cuanto a los aspectos inmateriales, los padres suelen tener en cuenta la filosofía del centro, sus valores y el método de enseñanza. Algo que está alcanzando gran relevancia en los últimos años es la orientación de impartir una educación bilingüe. En la que el niño recibe clases tanto en inglés como en el idioma materno. El prestigio y reputación del centro también es otro criterio que los padres sopesan habitualmente.
Escoger el colegio en el que van a estudiar nuestros hijos es una de las decisiones más importantes que tomamos los padres. No nos la podemos tomar a la ligera.