Estamos en época de navidad, de fiestas, de reunirnos con los amigos de siempre, comidas y largas sobremesas entrañables, de reuniones familiares donde, en torno a una mesa, se reúnen distintas generaciones. Es por ello por lo que hemos ido a buscar al abuelo a la residencia de Sanvital, en Madrid, un lugar al que él, al ver mermadas un poco sus condiciones físicas, decidió irse a vivir y es que este complejo de residencia y apartamentos tutelados aporta una gran tranquilidad a sus residentes y a su familia, puesto que dispone de un equipo especializado que atiende a los residentes las 24 horas del día ofreciéndoles toda la atención, cariño y respeto que se merecen, lo que hace que se sientan como en su propia casa. Una vez allí, le recogimos y nos fuimos a la cena con la familia.
Este año la reunión familiar se realiza en casa de unos tíos que residen en Toledo. Cuánto tiempo llevo sin pasear por sus callejones llenos de historia, de hecho, tengo en mente aprovechar esta estancia para recorrer y recordar los principales lugares de interés, por lo que sin duda no me iré de esta histórica ciudad, declarada por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad en el año 1986, sin visitar al menos lo siguiente:
- El Alcázar. Monumento impresionante, situado sobre la colina más alta de la ciudad, por lo que es perfectamente visible desde cualquier punto. Su estratégica ubicación como lugar defensivo ya había sido reconocida por los diversos pueblos que se asentaron en este lugar, como los romanos o los musulmanes. De estructura cuadrada y estilo renacentista, fue mandado construir por el emperador Carlos V para situar allí una de sus residencias. Actualmente y desde el año 2010 alberga la totalidad del Museo del Ejército, si bien a lo largo del tiempo ha tenido diversos usos como la cárcel de la corona, cuartel militar, academia de la infantería, etc.
- Sinagoga del Tránsito o Sinagoga de Samuel ha-Leví. De estilo mudéjar fue construida entre los años 1357 y bajo el patrocinio de Samuel ha-Leví, un hombre destacado en la corte del rey Pedro I de Castilla y tesorero real, en una época en estaba prohibido construir sinagogas, si bien el rey Pedro I autorizó esta excepción como agradecimiento por el apoyo de los judíos al monarca. La sinagoga está cubierta por inscripciones hebraicas en alabanza del rey y su tesorero. Tras la expulsión de los judíos es convertida en templo cristiano y actualmente es sede del museo sefardí.
- La catedral. Denominada también Catedral Primada de España, es un templo cristiano de arquitectura gótica construido sobre los cimientos de una catedral visigoda del siglo VI que fue utilizada como mezquita. Su construcción se inicia hacia el año 1227, bajo el reinado de Fernando III el Santo y se da por concluida su estructura en el año 1493. En ella destaca la Capilla Mayor que atesora una gran riqueza en obras de arte, la Capilla de los Reyes Nuevos, la capilla mozárabe, la sacristía en cuyas paredes están expuestos importantísimos lienzos como El Expolio de El Greco, pinturas de Goya, Luis de Morales, Tiziano, etc. Sus preciosas vidrieras constituyen una parte importante de la catedral, siendo el edificio castellano que más vidrieras medievales conserva.
- Puente de Alcántara. De origen romano, fue declarado monumento nacional en 1921.
- Sinagoga de Santa María la Blanca, o sinagoga mayor de la Aljama. Levantada según una inscripción hallada en el año 1180, como sinagoga pasó a formar parte del culto cristiano hacia el año 1391 bajo la Orden de Calatrava. Su estilo es mudéjar y está considerada como el mejor ejemplo del arte almohade en España.
Toledo es mucho más que monumentos
Toledo no solo es ciudad monumental, en ella también es sumamente importante su artesanía, destacando El Damasquinado, una técnica artesanal originaria en sus inicios de la ciudad de Damasco en Siria, de la que se han encontrado vestigios de hace más de 1500 años en esta ciudad de Toledo, por lo que sobre todo a partir del siglo XVI se ha convertido en una fuente de riqueza para la ciudad y en el mayor productor de damasquinados del mundo. Se denomina así al arte de la incrustación de metales preciosos, láminas de oro y plata en el acero, lo que le da un aspecto lujoso a las armaduras. Destacables fueron en este sentido los arneses de Carlos I o Felipe II.