¿No os ha pasado alguna vez que por algún motivo, aunque sea ridículo, os sentís más atractiva so atractivos de lo habitual? He estado leyendo en diferentes webs de psicología que son cambios positivos que hace el cerebro al sentirnos mejor con nosotros mismos o ilusionados por llevar ropa nueva, un nuevo corte de pelo o incluso por habernos hecho las uñas. Es como si, por hacer eso, fuésemos de pronto top models para nuestro ego. No se trata de que dejemos de mirarnos al espejo y que de pronto nos creamos Angelina Jolie, es simplemente que nos sentimos mejor con nosotros mismos y eso se traduce en seguridad, buen humor e incluso en una mayor energía.
Si hago memoria, puedo recordar muchísimos momentos en los que me puse sentir así, por un motivo u otro, pero a veces, según expertos, hay algo que te hace sentir así durante un periodo largo de tiempo cada vez que lo usas. Puede ser un pantalón, una camiseta e incluso un perfume, porque los aromas también son extremadamente importantes.
En este sentido creo que solo he tenido en mi vida tres etapas en las que cierto producto me subía ese ego del que hablábamos y, por momentos, tenía el “guapo subido”.
La crema que brilla
No recuerdo la marca, tal vez incluso fuera de marca blanca, pero hace unos años tuve una crema (un after sun) que compré en un supermercado de gran superficie, Mercadona. El caso es que era un after sun cualquiera pero tenía un componente que hacía que, cuando te lo ponías, tu piel tuviera unos pequeños brillos con el reflejo de la luz solar o incluso con la incidencia de la luz en espacios cerrados.
Solo tuve ese producto una vez, nunca lo volví a comprar porque conforme se me acabó tiré el envase y no recordé el nombre de nuevo para buscarlo aunque creo que, directamente, dejaron de venderlo porque de los colores y la forma sí me acordaba y tampoco encontré la crema buscando visualmente en los stands de la sección de cosmética y belleza del supermercado.
No sé explicaros la sensación pero desde mi posición miraba hacia mis hombros y veía los tenues brillitos en ellos, o en los antebrazos, e incluso en las manos cuando cogía algo y me daba la luz, y me sentía otra persona. No otra persona en el sentido amplio de la palabra, sino otra persona en cuanto a belleza o estética se refiere. Y sí, es verdad, iba más segura de mí misma, me movía y caminaba de una forma más firme y estaba de mejor humor de forma generalizada.
La fragancia que permanece conmigo
Otro producto que me hizo sentir muy especial fue un perfume que me regalaron hace años por un cumpleaños. Fue Amor Amor, de Cacharel, y me encantaba.
Lo que me ha pasado siempre con los perfumes es que cuando me los pongo huelen de maravilla, pero a la hora de habérmelos echado es como si no llevase nada. Llegue a pensar que mi piel los repelía, igual que a los pendientes, que siempre pierdo uno y he optado directamente por no ponerme.
A veces venía alguien que, hablando del tema, me decía que seguramente era mi nariz, que se acostumbraba a ese aroma y ya no lo notaba pasado un rato, pero que el resto de gente sí lo podía oler. El problema venía cuando les decía, “¿sí? Pues acércate y confírmame que se huele” y entonces empezaban a esnifar y olisquear como si fueran perretes en busca de su hueso y se tenían que pegar completamente a mi cuello para poder notar dicho perfume. “Pues tal vez tienes razón y es tu piel”, acababan diciendo.
Por eso, por mucho que me gustara Amor Amor y por muy bien que me hacía sentir los primeros minutos, dejé de comprarlo después de haberlo hecho un par de veces cuando se me acabó el frasco que me regalaron en aquel cumpleaños. El motivo era sencillo, me daba el mismo resultado que ponerme una colonia económica porque no me duraba su aroma en la piel así que gastar dinero tontamente no parecía un objetivo muy inteligente.
Hace poco, leí un artículo en el blog de la tienda de perfumes de equivalencia La Señora Borde que hablaba de las diferencias entre “parfum”, “eau de parfum” y “eau de cologne”:
Colonia: es el formato más ligero, contiene entre un 6 y un 8% de esencia. Es perfecto para las épocas más calurosas, y al tratarse de aromas ligeros puedes usar bastante cantidad sin miedo a recargar demasiado. La parte negativa es que el olor no nos durará demasiadas horas, por lo que tendremos que repetir la aplicación a lo largo del día.
Eau de Toilette o Agua de Colonia: la concentración de esencia varía entre el 8 y el 15%. Las fragancias siguen siendo frescas pero aumenta la fijación, llegando a durar el aroma hasta tres horas, es un formato perfecto para usar en verano, al igual que la colonia.
Eau de Parfum o Agua de Perfume: la concentración de esencia aumenta hasta el 16-18%, la duración de la fragancia sobre nuestra piel puede llegar a las seis horas. En verano mejor reservar este formato únicamente para las noches más frescas. También podemos llevarlo si trabajamos en lugares cerrados con aire acondicionado. Es una buena alternativa a los perfumes puros, ya que al ser menos concentrados suelen ser también más económicos.
Parfum o Perfume: la concentración es mucho más elevada, del 20 al 30%. La duración puede llegar a superar las ocho horas o incluso más. Al llevar una cantidad tan concentrada de esencia hay que dosificar mucho su aplicación y usar pequeñas cantidades en sitios estratégicos como las muñecas o el cuello. Mejor reservar su uso a los meses de invierno y a las ocasiones más formales.
Conclusión, si Amor Amor está catalogado (lo he mirado) como Eau Detoilette y debería durarme 3 horas pero me dura 1, por esa regla de tres si me compro un perfume debería durarme su fragancia en la piel alrededor de las 3 horas ¿no? El problema es que los aromas de los perfumes suelen ser extremadamente fuertes y no tienen cabida durante todo el año, además de que tienden a ser mucho más caros. Igual me paso a la equivalencia.
Pestañas de ensueño
Y el tercer producto que consiguió hacerme sentir más atractiva que nunca mientras lo estuve usando fueron mis extensiones de pestañas. Me las puse hace tres años, cuando me casé, y las llevé alrededor de un mes. Cada vez que me miraba al espejo y me maquillaba un poco o me hacía la línea negra en el contorno me veía más hermosa que nunca. Recuerdo que me puse estas extensiones de pestañas de 1×1 que se diferencian de otras porque el especialista va poniéndote la extensión pelo a pelo y consigue que queden mucho más naturales.
Tal vez me gustaban tanto por eso, por su naturalidad. Y es que he visto a otras chicas con extensiones de volumen mucho más marcadas que me tiran para atrás. Hay quienes las ven preciosas, incluso ellas mismas lógicamente, pero a mí me da la sensación de que llevan disfraces fuera de la época oportuna del año porque me parecen tan artificiales que noto, a la legua, que son un pegote ahí puesto. Sin embargo, las 1×1 tienden a disimularse más. Recién puestas notas muchísimo el cambio, porque de pronto tienes las pestañas más largas y negras y remarcan mucho los ojos, pero cuando ya te has visto durante un par de días pasan desapercibidas y quien te mira no nota tanto esa extensión artificial. A mí me encantaron.
No obstante, y dejando a un lado esos productos que nos hacen sentir especiales a nuestros propios ojos y aunque los demás nos vean como siempre, los expertos aseguran que hay otras formas de hacernos sentir más atractivas (que no es lo mismo que hacernos ver, que quede claro).
- Sonríete cuando te mires al espejo: es verdad que no te está viendo nadie pero esa sensación de verte alegre, feliz, hace que te veas mejor a ti misma y te sientas con más energía.
- Háblate en voz alta: no se trata de ir por la calle hablando sola como si estuvieras loca, pero tal vez puede hacerlo en casa, con seguridad, diciéndote lo bien que haces las cosas en el trabajo, en casa o donde lo necesites.
- No te encojas: mantener una postura erguida te ayudará a sentirte más segura, tanto caminando como estando parada de pie e incluso sentada. Te sentirás más positiva y optimista.
- Utiliza colores vivos, como el rojo: los colores llamativos, si sabes usarlos, te hacen sentir más feliz, y el rojo concretamente hace que nuestra mente nos vea más atractivas que de costumbre.
- Si flaqueas, piensa en ese momento en el que te sentiste segura de ti misma y reproduce esa sensación. Si tú te sientes bien, todos lo demás te verán bien. Así de sencillo.