Los Millennials, la generación que nace entre 1981 y 2000, están llegando a la edad en la que sus padres, primos o hermanos mayores se comenzaban a casar y a tener hijos.
Sin embargo, esta generación, que hoy en día conforma la juventud actual, se caracteriza por personas que no siguen los paradigmas o presiones sociales pre-establecidos. Estos, en cambio, marchan a su propio ritmo y han optado por vías lejos del matrimonio y la familia, posponiéndolos o abandonándolos por completo.
Así, en los últimos 50 años, las cifras del divorcio se han duplicado, el número de enlaces matrimoniales heterosexuales ha disminuido y los hogares de padres solteros se han triplicado. La situación ahora es que mientras las parejas homosexuales luchan por conquistar el derecho al matrimonio y la adopción, las parejas heterosexuales más bien buscan compartir el techo y los gastos sin papeles de por medio, y muchas veces sin tener hijos.
En Scientific American, la escritora Elizabeth Landau analizó los datos disponibles y encontró que los Millennials son menos propensos a casarse en sus 20s que otras generaciones, en 2014, 64% de aquellos entre 18 y 29 años eran solteros y vivían solos En 2012, sólo el 14% de las novias y el 8% de los esposos eran menores de 25 años, en comparación con el 76% y el 61% de finales de 1960.
Esta tendencia responde a una variedad de factores diferentes, que van de lo económico a lo generacional. La desigualdad económica es uno de los principales; y es que los Millennials son la generación más educada y preparada pero más mal pagada, lo que les hace sentir muy poco aptos para casarse y construir una familia.
La escasez de empleos que brindan estabilidad económica y las pocas oportunidades de sobrevivir por encima de la línea de pobreza llevan a que los jóvenes prefieran no tener hijos ni casarse.
De hecho, en 1990 se esperaba que la población de América Latina creciera en un promedio de 8,7 millones de personas al año. Pero en realidad, la población ha crecido 6,8 millones de personas al año. Un 21% menos de la expectativa.
Mientras en Europa, EUA y algunos países de América Latina el matrimonio es cada vez una práctica más inusual, en otros lugares -particularmente Asia y Medio Oriente-, sique siendo la norma.
En India, según datos de 2006 compilados por la ONU, el 74% de las mujeres de 20 a 24 años de edad están casadas. Esto porque allí: “El matrimonio se considera importante porque mantiene la casta, clase y género, las estructuras más fundamentales de la sociedad”, según palabras de la doctora Clarinda Still, oficial de investigación postdoctoral en el programa de estudios del sur de Asia contemporánea en la Universidad de Oxford.
Así, la conclusión es que no es que como tal exista un apocalipsis del matrimonio y la familia, sino que ahora los jóvenes se casan por una variedad de razones culturales, sociales y económicas que no determina su adultez o capacidad de compromiso. Es más bien una manifestación de la cultura de libertad, independencia y búsqueda de la felicidad que caracteriza a la generación Millennial, aunado a la situación económica y social que les ha tocado vivir.
Razones por las que los Millennials no quieren casarse ni tener hijos
De acuerdo con el Washington Post, las 3 principales razones por las que las parejas jóvenes deciden no casarse actualmente son:
- Casarse es caro y prefieren invertir ese dinero en otras cosas.
- Las religiones tienen cada vez menos adeptos.
- Saben que tienen alternativas, y casarse es sólo una de ellas. Además de que ya no pesa el estigma social de las parejas que viven “en pecado” sin haber contraído matrimonio.
Sin embargo, hay un listado de muchas razones más por las que la juventud actual se ha alejado del altar y la paternidad:
- Como expusimos anteriormente, en el top del listado, figura la causa económica y es que el sueldo no alcanza. La mayoría de los Millennials no cuentan con el ingreso suficiente para solventarse cómodamente, incluso, muchos adquirieron deudas en pos de su educación y encima tienen que comenzar a ahorrar desde ahora para su vejez.
- Priorizan su vida laboral. En algún punto de esta última década para muchos jóvenes adultos la vida profesional se volvió un sinónimo de la expresión de sí mismos, muchos viven el sueño de dedicarse a lo que les gusta, y la mayoría prefieren no tener trabajo antes de hacer algo que no los satisfaga. Tanto es así que su personalidad y su oficio están fundidos, se expresan a través de trabajos que los satisfacen y están completamente avocados a ellos.
- Entre las causas del descenso de los matrimonios se suele citar el problema de la vivienda, cuyos precios se han hecho prohibitivos para unos jóvenes que, aunque tienen un nivel educativo cada vez más elevado, se encuentran con que no tienen trabajo o se han de conformar con un empleo precario, temporal y mal remunerado que no les permite acceder a ciertos derechos, los cuales, incluso, se convierten en lujos inalcanzables. De hecho, según cifras de Eurostat:el 16% de los jóvenes europeos de 20 a 29 años estaba en paro en 2014, cifra que ascendió al 31% en Italia y al 37% en España. El75% de los contratos laborales que firman hoy los jóvenes en Europa son temporales. Tanto es así que para muchos de ellos, “mileurista” ha pasado de ser un adjetivo despectivo a convertirse en una aspiración improbable.
- Por otro lado, la emancipación es cada vez más tardía, sobre todo en países como Italia y España, donde casi un 40% de los jóvenes de 25 a 34 años siguen viviendo con sus padres, cuando en 1990 eran solo un 25%. La familia de origen se vive ahora como un lugar de protección y seguridad, en el que los jóvenes prolongan su estadía, disfrutando del apoyo económico y con todas las libertades. Emanciparse significa perder calidad de vida pues supone renunciar al nivel de bienestar y consumo alcanzado por su familia de origen a aquel que puedas comprar con tu escaso sueldo.
- Consideran que la paternidad es egoísta. Según varios estudios, la juventud de ahora ve el afán de perpetuarse a uno mismo en su descendencia como algo sumamente egoísta, algunos referían haber sentido que así fueron concebidos y no quieren continuar la cadena sólo para sentirse propagados.
- Temor a la paternidad. Muchos de los Millennials vienen de hogares fallidos y su experiencia los hacen creer que ellos tampoco sabrán como consolidar un hogar firme.
- Sea cual sea su preferencia sexual, los jóvenes de hoy regularmente tienen sexo a edades más tempranas. El equipo de terapeutas profesionales de Terapia Psi nos explica que esto se debe a la apertura de la información a través del Internet, la tecnología y las redes sociales. Sin embargo, la situación económica también influye, ya que se ha vuelto muy común que muchos Millennials opten por tener relaciones sin ataduras ni compromisos, ya que no creen tener la solvencia económica para hacerle frente a tal proyecto.
- No obstante, también se trata de algo mental. Para la generación actual el matrimonio está rodeado de importantes riesgos e incertidumbres. Es difícil fijar las expectativas, anticipar las obligaciones mutuas y los comportamientos que resultarán apropiados en el incierto contexto social, laboral, económico y cultural actual. Además que la evolución de los roles de género introduce nuevos riesgos en la relación: las pautas y normas de las familias de origen no son repetibles. Cada pareja debe deliberar por su cuenta, negociar y encontrar una y otra vez modos de enfrentar las exigencias que imponen las cambiantes circunstancias de empleo (o desempleo), de vivienda y movilidad geográfica, de los hijos que se tienen (o no), de las respectivas redes sociales, etc.
- Otra causa del fenómeno es el emotivismo. Este se transmite en la actualidad por el sistema educativo, que no educa los afectos y, por la imposición de una idea de autonomía, que les enseña a guiarse de acuerdo a sus emociones y preferencias.
- También sucede que la situación económica que obliga a los jóvenes a depender de sus padres hasta avanzada edad hace que muchos de ellos lleguen a la edad de casarse y tener hijos con una mentalidad adolescente que los hace sentirse incapaces de hacersecargo de las responsabilidades de la vida común.
- Además, los jóvenes de hoy en día se dejan llevar únicamente por el amor romántico,amor obviamente necesario pero no el único. Considerar el amor meramente espontáneo fuera de toda obligación, conduce al fracaso. “Los jóvenes piensan que la verdad del amor se mide sólo por su intensidad. Cuando esto ocurre, el tiempo se convierte en enemigo del amor, parece que lo desgasta internamente”, explican los expertos. Así, el matrimonio como institución y realidad social se ve, entonces, como contrario al amor, pues lo encierra en obligaciones formuladas en normas jurídicas positivas.
- El cambio climático, la constante amenaza de conflictos bélicos, las recesiones económicas prolongadas y la crisis laboral, son algunos de los factores globales que hacen que los Millennials perciban el mundo como un proyecto fallido y por lo tanto no vean sentido en echar raíces.
- La generación de ahora no se rige por los parámetros sociales tradicionales. Ellos son los que deciden qué hacer con su vida y si no quieren algo, no necesitan muchas razones para no hacerlo.