Cada vez más personas confían en la cosmética natural, tanto en el día a día como para su momento de autocuidado. Esto es así, en muchos casos, porque proliferan las pieles sensibles y las alergias a determinados productos que contienen las cremas faciales y las leches corporales, así como también los jabones y los geles. Pero también porque cada vez son más conocidas las propiedades de los ingredientes de la cosmética natural. No solo la caléndula o la avena nos cuidan por dentro y por fuera, sino que muchos otros productos son útiles en el cuidado diario, como por ejemplo la rosa mosqueta, el aceite de argán o el usadísimo en nuestras cocinas aceite de oliva.
Cuando hablamos de cosmética natural, nos referimos a aquellos productos creados con ingredientes ecológicos. Por tanto, no contienen ningún tipo de agente químico o de tóxicos y, por supuesto, deben cumplir una serie de normas específicas para que se consideren cosmética natural. Y hablamos, claro, de una amplia cantidad de productos: aceites esenciales, cremas hidratantes, leches corporales, jabones, geles… Pero en este artículo nos vamos a centrar en los jabones naturales, y en sus propiedades.
Como nos recuerdan nuestros amigos de El árbol de la vida, los jabones naturales están hechos a base de plantas mágicas y grasas vegetales. Además de cuidar la piel y regenerar todo tipo de tejidos, estos jabones son muy utilizados también por muchas personas para limpiar las energías negativas y las tristezas, proporcionando así buena suerte y alegría. Existen muchos jabones, aunque los mejores son aquellos que contienen unos ingredientes compatibles entre sí y una cantidad armónica de ellos. Los más destacados son:
- El jabón de aceite de argán es ideal para regenerar los tejidos, gracias a su capacidad de rejuvenecer la piel y los tejidos.
- El jabón de aceite de oliva es el más indicado para nutrir la piel y dar elasticidad. Gracias su componente principal tan conocido en nuestras dietas rico en vitamina E, el jabón de aceite de oliva es un antioxidante natural que previene la aparición de arrugas en la piel, evitando así la descamación de las zonas más secas.
- Si lo que buscas es un jabón que hidrate la piel y la relaje, la opción más indicada es el elaborado a base de aceite de menta.
- Para las personas más estresadas y en casos de ansiedad leve, para aquellas a las que les cueste conciliar el sueño y para las que quieran regalarse un momento de autocuidado, la mejor opción es el jabón de tilo. Entre sus propiedades se encuentra la enorme relajación que aporta, aunque también es conocido por atenuar el sistema nervioso central, aportar paz y dejar de lado los nervios que podamos tener.
- Gracias a las propiedades del nogal, el jabón elaborado con este producto está indicado para calmar el picor, la descamación y las rojeces de la piel, contribuyendo a restaurar sus niveles naturales de hidratación.
- El aceite de azufre actúa como normalizador de la función cutánea, gracias a lo cual posee excelentes propiedades antiseborreicas. Los derivados del azufre trabajan como reguladores del pH de la piel, función esencial para controlar y normalizar aquellas pieles con tendencia a sufrir acné o con exceso de grasa.
Hay muchísimos otros jabones naturales, como por ejemplo el de caléndula, el de naranja o el de algas, y en muchas ocasiones decantarse por uno u otro es sumamente difícil. Porque además de sus muchísimas propiedades, destacan todos ellos por sus suaves aromas y las sensaciones que producen a nuestro cuerpo y a nuestro sistema olfativo.
¿Es difícil hacer jabón natural artesanal en casa?
Hacer jabón natural casero es sumamente fácil y además requiere muy pocos ingredientes, todos ellos muy presentes en nuestras cocinas. Los ingredientes principales e imprescindibles son aceite vegetal (preferiblemente, de oliva), agua (blanda o destilada, a poder ser), sosa cáustica y el aceite esencial o ingrediente que se le quiera añadir, teniendo en cuenta de sus propiedades para poder beneficiarnos de ellas.
En cuanto a los utensilios, también se necesitan útiles que todos tenemos en casa, como por ejemplo un par de boles o jarras grandes de plástico o de cristal, una batidora, una báscula y los moldes o recipientes donde vamos a poner nuestras mezclas con el objetivo de que reposen y se enfríen.
En cuanto tengamos los ingredientes y los utensilios, tan solo hay que mezclar todos los ingredientes siguiendo un orden, mezclarlos con una batidora de mano y verter las mezclas en moldes. Tras dejarlo reposar un mínimo de 24 horas, el jabón ya estará los suficientemente duro como para desmoldarlo y, a continuación, se dejarán reposar al menos un mes para que se seque. Una vez llegados a este punto, ya podemos beneficiarnos de todas las propiedades que contiene nuestro propio jabón natural.