“Smart is the New Sexy”, algo que puede traducirse como “ser listo es el nuevo ser atractivo” es una frase que últimamente se ha visto enarbolada entre otros por los muy inteligentes e inadaptados personajes de la serie The Big Bang Theory, como parte de la última campaña publicitaria de la Asociación de Prensa Americana (NAA), en un último intento de concienciar a la sociedad estadounidense de la necesidad de promover un lectura contrastada y bien informada de los periódicos frente a otros medios informativos menos fiables o, por qué no, referente también de toda una nueva generación de esos cuasi adolescentes cercanos a los treinta que lucen con orgullo la inteligencia y la apariencia ‘nerd’ frente a unos trabajados y primitivos bíceps. Un buen paso para contagiarte del gusto por la ciencia a ti mismo o a los más jóvenes de la casa es adquirir algunos instrumentos fáciles de utilizar y que pueden llegar a ser realmente entretenidos, como un telescopio o un microscopio de la tienda online Valkanik. En este terreno existen infinidad de modelos y precios que se adaptan al nivel de conocimiento que se tenga y a la función que queramos darles, ya sea como un hobby personal o en un sentido más profesional.
Si nuestro interés se centra en observar los fenómenos que suceden a pequeña escala, un microscopio es la herramienta exacta que necesitamos. Estos aparatos son instrumentos ópticos diseñados para la observación de sustancias y objetos de un tamaño extremadamente pequeño, logrando que sean perceptibles a un ojo humano que, sin su ayuda, sería incapaz de poder discernir. Existen multitud de tipos, tanto para realizar una observación ordinaria como para ejecutar funciones de investigación muy específicas. Si lo que deseamos es poder observar detalles concretos de elementos no demasiado diminutos (como en pequeños fósiles, en insectos o en minerales, por ejemplo), no necesitamos un aumento óptico demasiado alto. Lo realmente útil en este caso es el uso de un estereomicroscopio, también conocidos como lupas binoculares o lupas de sobremesa. La estructura de estas lupas está dirigida a este tipo de observaciones y es habitual verlos en laboratorios para uso en Geología, Botánica, Zoología o Paleontología. También son una buena opción para los niños, ya que las imágenes obtenidas en ellos son tridimensionales y también más accesibles a su comprensión y son más fáciles de manejar al no tener la necesidad de preparar las muestras, como ocurre en los otros tipos.
Si el nivel de conocimientos es mayor o es necesaria la compra de otros tipos con aumentos muy superiores, se deben tener en cuenta el resto de microscopios ópticos. Hay diferentes clases según las aplicaciones que se les vayan a dar: ópticos simples, compuestos, confocales, de luz polarizada, de fluorescencia, de campo oscuro… Actualmente muchos de ellos vienen digitalizados y con una cámara incorporada. Hay otros como el microscopio electrónico (y sus variedades) que, por su coste, dificultad de manejo y potencia (tienen un resolución de entre 3-20 nanómetros, equivalente a 0,000003 centímetros), solo se compran para investigaciones científicas. Con cualquiera de estos se podrán observar nítidamente preparaciones orgánicas, una innumerable cantidad de tipos celulares distintos, tejidos biológicos y otros muchos tipos de muestras.
Algo que hay que tener en cuenta cuando se va a manejar un microscopio es que se debe realizar un proceso previo para preparar las muestras, por lo que la compra de microscopios suele venir acompañada de otros materiales e instrumentos necesarios para ver las muestras, como portaobjetos y cubreobjetos, aceite de inmersión para grandes aumentos, tintes determinados y diversas herramientas necesarias para manipular dichas muestras. Además, al igual que una cámara fotográfica, los microscopios pueden ser mejorados, cambiando algunos objetivos, instalándoles una cámara o diferentes filtros y luces, que pueden conseguirse en tiendas especializadas.
Si por el contrario nuestro interés abarca más allá de lo que nos ofrece nuestro planeta y deseamos contemplar todo lo que acontece fuera de él, un telescopio astronómico es el objeto ideal para cumplir esas metas. Un telescopio es un instrumento que nos permite ver una imagen agrandada de un objeto extremadamente lejano y que es considerado una pieza fundamental en astronomía. La característica más importante a considerar en estos instrumentos es el diámetro de su lente del objetivo. Por ejemplo, la mayor parte de telescopios comunes de iniciación o para aficionados, suelen tener una de lente de entre 76 y 150 mm de diámetro, lo cual posibilita examinar ciertos detalles planetarios y una gran cantidad de objetos del llamado “cielo profundo”, como cúmulos, nebulosas y algunas galaxias brillantes cercanas a la nuestra. Los de mayor nivel, que ya sobrepasan los 200 mm de diámetro de lente, alcanzan a observar detalles finos de la superficie lunar, detalles planetarios considerables y un mayor número de cúmulos, nebulosas y galaxias. Los telescopios científicos (algunos situados como satélites fuera de la atmósfera terrestre) poseen un alcance enorme y continuamente se encuentran avances que mejoran su capacidad. Además, estos no solo utilizan el espectro de luz visible, sino también fuentes infrarrojas, ultravioleta o radiofrecuencias (ondas de radio).
Como sucedía con los microscopios, la tarea de comprar un telescopio se debe reducir primeramente a una cuestión fundamental: cuál va a ser su cometido primordial. Dentro de la gama de posibles telescopios, existen aparatos para cualquier modalidad de observación, ya sea meramente visual o para astrofotografía. Dependiendo de nuestras necesidades y recursos se puede optar desde cómodos telescopios de iniciación hasta otros completos y más complejos observatorios astronómicos y que, además, pueden ser dirigidos manualmente o mediante sistemas de búsqueda automática actualizable. Si optamos por uno de iniciación, podemos elegir entre un refractor (ofrecen una imagen muy estable), uno luminoso (mejor opción si nos interesa sacar fotos) o uno catadióptrico, que cuenta con los beneficios de los dos anteriores pero a un precio bastante más elevado. Algo que no debemos obviar a la hora de adquirir el telescopio es la montura. Este soporte articulado debe ser firme y con un calibrado preciso, ya que un leve movimiento puede hacer que un punto alejado que teníamos bien localizado se pierda o se desenfoque. También hay que considerar un trípode adecuado para sujetar todo el equipo firmemente. Tanto en una cosa como en otra tenemos multitud de modelos y precios acordes a lo que necesitemos y los telescopios se pueden ir fácilmente perfeccionando adquiriendo nuevos objetivos e instrumentos. En tiendas especializadas, tanto físicas como por Internet, encontraremos todos los detalles y las respuestas a las dudas que puedan ir surgiendo sobre este tema.