Cuando nos imaginamos la casa de nuestros sueños normalmente solemos soñar con ventanales grandes por donde entra mucha luz, habitaciones despejadas y muy organizadas, plantas y flores que impregnan la casa de olores y una terraza donde disfrutar del espacio al aire libre y poder respirar aire fresco. En definitiva, una casa donde poder ser feliz y que nos resulte acogedora.
Existen numerosos estudios y teorías que relacionan los colores, la decoración y la distribución de los muebles con nuestro estado de ánimo. Incluso los materiales que usemos pueden afectarnos, y esto es así porque mediante el subconsciente captamos detalles y aspectos favorables o desfavorables de la decoración, consiguiendo efectos positivos en nuestra salud y en nuestra autoestima.
Gustos aparte, los aspectos de mayor relevancia a la hora de decorar un hogar son la iluminación, los colores y los muebles elegidos, aunque también hay un par de trucos más que nos pueden ayudar a conseguir que siempre reine la sensación de bienestar en nuestra casa.
Iluminación
¡La luz es alegría! Es por eso que la iluminación es uno de los factores que más influyen en nuestro estado de ánimo y, es que, no nos despertamos con el mismo humor si por la ventana vemos entrar los rayos del sol o, por el contrario, lo que vemos es un día nublado y gris. Más allá de tratarse de una sensación, este efecto de la luz sobre nuestro estado tiene una explicación bioquímica, y es que la luz natural estimula la producción de serotonina y endorfinas, ambas hormonas relacionadas con la activación de la “felicidad” y que ayudan a nuestro ritmo cardiaco.
Lo mejor, por tanto, es elegir luces naturales y alejarnos del exceso de luz artificial, siempre que sea posible. Está comprobado que pasar mucho tiempo bajo la luz de un flexo puede provocarnos dolores de cabeza, sin embargo, la luz natural favorece la creatividad y genera optimismo. Rodearnos de ventanales o las claraboyas son buenas opciones para que la luz entre en nuestro hogar.
En cuanto a la luz artificial, es muy importante, a la hora de escoger la iluminación de una estancia, que tengamos en cuenta la función de esa estancia. Si lo que queremos es crear una zona de lectura será mejor elegir una luz cálida, mientras que para espacios como la cocina la mejor elección suele ser la luz fría, ya que es la que aporta mayor claridad. En zonas como el tocador, el vestidor o el baño, instalar una luz neutra nos dará sensación de luz natural, ya que es la que más se le asemeja y es la más adecuada para no alterar la percepción de los colores.
Es cierto que todos tenemos nuestros propios gustos y necesidades, y que percibimos la luz de manera diferente, aunque generalmente solemos coincidir en cuáles serían las luces más adecuadas, dependiendo del escenario.
Colores
Para lograr un ambiente saludable y lograr un buen ambiente es necesario utilizar algunas técnicas de diseño de interiores. Con respecto al color, antes de ponernos manos a la obra, es necesario conocer todo lo referente a la psicología del color. Se trata de un campo de estudio que se basa en el análisis del efecto de los colores en la conducta del ser humano. Desde las actitudes más básicas como la alegría hasta la manera de resolver problemas o incluso al aumento del apetito.
Cabe señalar que el significado que se le atribuye a los colores tiene una connotación cultural, y que es posible encontrar variación de significado para un mismo color en distintas partes del mundo.
Estos son las distintas interpretaciones que se les dan en el mundo occidental:
- Blanco: el color blanco representa lo puro y lo inocente, así como limpieza y paz. Suele ser de los más usados porque, además, en espacios pequeños da sensación de amplitud.
- Amarillo: es un color que representa la luz. Suele relacionarse con la alegría, la riqueza, el poder, la abundancia. No obstante, la excesiva presencia de amarillo intenso puede llegar a irritar a una persona, por lo que se aconseja utilizarlo en superficies pequeñas.
- Rojo: el rojo se asocia a la estimulación, pasión, fuerza, incluso peligro. El consejo para la decoración es no usarlo como tono principal, ya que es muy fuerte. Se suele usar como complemento para crear puntos focales dentro de una estancia.
- Naranja: es un color que se asocia al entusiasmo y a la acción. Dicen que es el color más optimista de todos. Se trata de un tono perfecto para el invierno o para zonas frías porque aporta calidez.
- Azul: representa la tranquilidad, la frescura y la inteligencia. Es una tonalidad bastante empleada en los hogares ya que aporta calma y profundidad. Es un color muy versátil y que se suele usar combinándolo con otros.
- Verde: nos trasmite juventud, esperanza y la nueva vida, pero también representa la acción y lo ecológico. Los decoradores de interiores coinciden en señalar que una habitación pintada con un color verde suave incita a la relajación y al bienestar.
- Morado: es un color muy valorado en el mundo del marketing porque representa la elegancia y la sofisticación, y aunque es muy atrevido, es muy fácil de combinar ya que posee una amplia gama de tonalidades. Lo ideal es combinarlo usándolo en las paredes y utilizando objetos de colores más claros en la habitación.
- Rosa: en nuestra cultura se asocia a lo femenino. Es el color de la dulzura, la delicadeza y el amor puro.
- Gris: es un color que también se asocia con la paz y la tranquilidad. Es uno de los colores base que están de moda en la actualidad, y además es un tono que admite casi cualquier color para combinarlo, por lo que acaba yendo bien con todo.
- Negro: utilizado con sentido común y en pequeñas dosis aporta elegancia y personalidad al ambiente, sin embargo, también roba mucha luz, por lo que se aconseja usar en zonas bien iluminadas, y con mucho fondo blanco, que ayude a contrarrestar el efecto.
No sólo es importante fijarse en el uso del color en las paredes, los muebles y la decoración que usemos también puede ayudarnos a definir el ambiente que queremos en casa. Para que la combinación se vea armoniosa en su conjunto usar la regla 60/30/10, nos ayudará a conseguir la proporción de colores con éxito. Se trata de escoger un color dominante y usarlo en un 60% de la estancia, un color secundario que será el 30%, y un último color para el 10%.
El color dominante es el que se ve a primera vista e invade el espacio. Suele ser el color de las paredes, aunque no tiene por qué serlo en su totalidad. El color secundario es el que se utiliza para darle interés al conjunto y suele ser el color que escogemos para el mobiliario, los textiles más grandes, las alfombras y las cortinas. El color acento, que se corresponde con ese 10%, es el broche final. Es el toque de color que aportan los complementos: cojines, flores, figuras y cuadros. Por pequeño que parezca este porcentaje es el que va a dotar de personalidad a la estancia y no solo por el toque de color, si no como señalan desde El Quatre, hoy en día no es descabellado que los amantes de la pintura o la escultura tengan una buena obra en casa, gracias a las facilidades que aporta en mundo online.
Orden
El orden es otro de los aspectos que influye en nuestro estado de ánimo. Independientemente del estilo decorativo que escojas para tu hogar que esté ordenado y las piezas sean proporcionadas, será fundamental para encontrar la armonía. Hay filosofías, como el Feng Shui que se basan en la ocupación consciente y armónica del espacio, con el fin de lograr que las personas que lo ocupan reciban una influencia positiva. La armonía que propone se basa en principios bien establecidos de la metafísica china: el equilibrio Yin Yang, la teoría de los cinco elementos, el Ba Gua y el concepto de la energía Chi. Estos principios se conjugan dando lugar a preceptos que se deben aplicar para conseguir canalizar las energías positivas por nuestro hogar y que esas mismas energías estén presentes en nuestra vida.
Aromas y plantas
En nuestro estado de ánimo no solo está presente lo que vemos, sino también lo que percibimos a través del resto de los sentidos. En nuestro hogar es una buena idea apostar por olores frescos y limpios, olvidando aquellos que resulten muy cargantes. Las velas aromáticas, el incienso, o incluso las flores naturales serán unos grandes aliados para conseguir estas sensaciones positivas en nuestro hogar.
Por otro lado, no podemos olvidarnos de las plantas que ayudan a transmitir tranquilidad y proporcionan felicidad a quien las cuida. Los ambientes se vuelven mucho más frescos, favorecen la concentración, disminuyen el estrés, ya que nos proporcionan el contacto con la naturaleza que necesitamos.
El objetivo final del diseño de interiores debe ser conseguir un espacio en el que nos apetezca estar, que un piso o una casa se convierta en nuestro refugio, donde nos sintamos rodeados de buenas sensaciones. Se trata de sentir que estamos en nuestro hogar nada más entrar por la puerta.