Conocer nuevos lugares es fundamental para abrir la mente, prevenir las conductas racistas y adquirir una cultura de la que es muy difícil impregnarse si no es sobre el terreno. Quienes ahora son padres conocen los beneficios que implica realizar viajes y escapadas y por eso tratan de que sus hijos se hagan, desde muy pequeños, personas tolerantes y ricas en materia cultural. Ellos no tuvieron las mismas oportunidades que los jóvenes de hoy y de ahí que su empeño sea tan grande y tan sincero.
No obstante, hay que tener cuidado cuando se saca a los niños de casa. Ellos no están acostumbrados a los largos viajes o las caminatas y por eso son mucho más vulnerables a situaciones así. Prevenir todo tipo de daños que puedan surgir de nuestras aventuras es por tanto muy recomendable y, para llevarlo a efecto, lo primero que necesitaríamos adquirir es un buen par de zapatillas ya que son los pies los que más sufren cuando emprendemos un viaje turístico.
Mi hija tiene ya tres años y tanto mi mujer como yo veníamos pensando durante los meses pasados que era el momento de que comenzara a viajar y a experimentar sensaciones diferentes en una gran variedad de lugares. De este modo podrá ser algún día lo que ambos queremos que sea: una persona respetuosa, tolerante con todo aquello que es diferente y, sobre todo, una persona culta.
La primera ciudad que íbamos a visitar con ella sería Burdeos. A pesar de que contábamos con familia allí, en los tres años de vida de la niña todavía no habíamos visitado la ciudad y creíamos que ya era hora. Una ciudad como Burdeos tiene muchísimas cosas que ofrecer y varias de ellas estaban asociadas al vino. Nos parecía un primer desplazamiento idóneo para nuestra hija: no estaba demasiado lejos de casa y culturalmente se trataba de un desplazamiento muy interesante. Pero, una vez organizado dicho viaje, nuestro foco pasaba a ser el de conseguir un calzado idóneo para que ella afrontara la visita con las mejores garantías de no sufrir heridas en los pies.
Para ello necesitaríamos recurrir a las tiendas especializadas en calzado infantil que mejor calidad ofrecieran. Saber, de primeras, de cuál se trata es bastante complicado puesto que normalmente todos los vendedores aseguran que lo suyo es lo mejor, lo más indicado para satisfacer nuestras necesidades. No obstante, y después de que le pidiéramos consejo a una pareja de buenos amigos que también tenían una niña pequeña, nuestra mirada se dirigió a Andandito.
Aquella era una tienda en la que la comodidad y seguridad de los pies de los más pequeños era la principal prioridad. A tal efecto existía en ella una amplia variedad de zapatillas, muchas de ellas idóneas para que nuestra hija pudiese caminar sin el menor problema durante nuestra estancia en Burdeos.
Eficacia comprobada durante el viaje
Decidimos adquirir dos pares de zapatillas para la ocasión. Parecían muy resistentes y sobre todo cómodas en función de lo que habíamos observado al probárselas a la niña. Esperábamos que las sensaciones fueran las mismas para cuando visitáramos Burdeos. Lo cierto era que estábamos bastante tranquilos a este respecto porque creíamos (correctamente, por supuesto) haber confiado en una tienda cuyos productos eran inmejorables.
Los días que pasamos en la ciudad francesa sirvieron para que nuestras sensaciones se convirtieran en simples realidades. Nuestra hija se mostró bastante contenta y apenas se quejó del calzado. Ni siquiera teniendo en cuenta la cantidad de horas que pasó de pie mientras visitábamos muchas de las bodegas y monumentos con los que cuenta la ciudad.
Está claro que acertamos con la decisión de acudir a Andandito. El tiempo nos ha dado la razón. Hemos encontrado un medio idóneo para garantizar la salud de los pies de nuestra niña y por ello podemos congratularnos. Mientras siga siendo pequeña vamos a seguir confiando en una tienda como tal porque la garantía que nos aporta es incuestionable.