En España viajar es sinónimo de comer. Bueno, en España y en muchos otros sitios pero es normal ¿no? Olvidas las dietas, el control de calorías y comes de todo lo que puedes, y si a eso le sumamos las típicas visitas gastronómicas o simplemente la curiosidad por probar los platos más típicos de una localidad lo que tenemos es un par de kilos más en los muslos o la barriga asegurados.
No es necesario pensar en hacer viajes culinarios para darnos cuenta de que nuestros viajes están llenos de comidas copiosas, menús de degustación y dulces típicos cada día y digo yo ¿por qué no? La realidad es que todos los especialistas, nutricionistas, dietistas y demás profesionales del sector, están de acuerdo al asegurar que si llevas una dieta sana y equilibrada durante todo el año, comer cosas menos saludables durante las vacaciones o ciertos días determinados no dañará nuestra salud, así como tampoco cambiará demasiado nuestro peso de forma generalizada inflarnos a dulces durante un fin de semana.
Claro que, todo esto es muy relativo pues ante todo debemos poner por delante nuestra salud y obviamente, si tenemos diabetes o alguna enfermedad en la que los alimentos puedan causarnos cierto daño, es bastante lógico que estando o no de vacaciones, sigamos llevando una dieta lo más estricta posible para evitar graves problemas o consecuencias.
Así pues, si vamos a las playas de la Comunidad Valenciana lo normal es que acabemos comiendo paella ¿verdad?, pulpo en Galicia, cachopo en Asturias (o fabada) y pa amb tomaca en Cataluña, por ejemplo. Pero ¿y si algunos de los mejores restaurantes especializados en ciertos platos típicos no estuvieran en su ciudad de origen?
Debemos tener en cuenta que son muchos los chefs y especialistas culinarios en cierto tipo de platos, los que abren restaurantes por toda España y resto del mundo. Por ejemplo, ¿sabéis que en España tenemos a verdaderos maestros del Sushi? Pues del mismo modo que tenemos restaurantes con estrellas Michelín en España especializados en comida italiana, tailandesa, japonesa o argentina, por ejemplo, tenemos también restaurantes especializados en diferentes platos típicos de ciertas comunidades autónomas, o municipios, en ciudades que estén en la otra punta de España.
Por ejemplo, si pasáis este verano por Tenerife, no debéis dejar de probar los magníficos platos del restaurante vasco Órdago Medano. Si vais a Alicante, tenéis que probar la cocina asturiana de De Cuchara. Y si vuestro destino veraniedo es Madrid, tenéis que probar los platos gallegos de Alabáster.
Si me hacéis caso, será como hacer dos viajes en uno. Por un lado, disfrutaremos de los placeres y la diversión de nuestra ciudad destino, así como de su gastronomía, pero también de los platos típicos de otra, u otras, ciudades.
Los principales platos típicos españoles
Ahora bien ¿qué platos típicos se conocen fuera de nuestras fronteras? Pues, aunque no lo parezca, son más de los que pensamos.
El extranjero, por supuesto, es conocedor de nuestras tapas. Le suelen gustas todas, las andaluzas, las vascas, las madrileñas….todas. Aunque a veces los hosteleros dudan de si lo que les gusta es la tapa en sí o el hecho de pedir una bebida y que te regalen una porción de comida de algo que está rico, rico, rico.
Por supuesto, también conocen la paella. El problema es que muchos extranjeros no saben que la paella tradicional lleva pollo, conejo, o ambos y algo de verdura, así que cuando ven una paellera con arroz ya se piensan que es la mejor paella del mundo y, tal vez, cualquier valenciano que la probase diría que es arroz con tropezones, como dicen muchos. Las de marisco son mi perdición.
Otro plato que nunca desaprovechan la oportunidad de probar es el gazpacho andaluz, aunque ellos la llaman sopa fría de tomate.
¿Y qué me decís de la tortilla de patata? Prácticamente e cualquier buen bar o restaurante que se precie tienen una buena tortilla de patata para poder dar a degustar tanto a españoles como a extranjeros.
Y luego está el alioli, algo que para nosotros es lo más normal del mundo y que para ellos supone un auténtico manjar.
Sin embargo, no debemos olvidar que hay comidas que para nosotros son las más normales del mundo y que, en otros países, pueden parecer rarísimas:
- En muchos países provocan asco.
- Sangre frita. Para ellos es como si fuéramos pequeños vampiros.
- Criadillas de toro o de cerdo. ¿En serio nos comemos los testículos de estos animales?
- Quitando a los italianos, para el resto del mundo es como comer babosas.
- Lamprea en su propia sangre. Yo no la he probado, pero dicen que está deliciosa.
- Crestas de gallo. Un manjar en algunas regiones que provoca nauseas en otras.
- En muchos países las pipas no existen.
- Rabo de toro. Para nosotros, buenísimo, para ellos puede que no tanto.
- Y por supuesto, lengua de vaca. Está buena, pero mejor no saber qué comes.