Después de recorrer muchos países por fin había conseguido ahorrar lo suficiente como para comprar mi billete a Bangkok. Quería empezar una ruta por el sudeste asiático, pero no quería hacer una ruta turística, tenía intención de hacer algún voluntariado o dar clases de idiomas para conocer mejor su cultura y costumbres.
No iba a llevar mucho equipaje, tan solo lo más necesario, ropa ligera, muchos pareos, algún libro y los documentos necesarios y mi cámara de fotos, por supuesto, para conseguir mucho material gráfico para mis reportajes.
Antes de irme también quería hacerme una revisión médica general, ponerme las vacunas necesarias y, lo más importante, mi visita al dentista. Y es que llevaba tiempo con problemas en las encías y ahora que quería irme al otro lado del mundo prefería solucionarlo lo antes posible.
Así que fui a clinicadentalgarriga, una clínica con amplia experiencia, una de las que tienen más recorrido en Barcelona y que dispone de todo tipo de tratamientos bucales, aplicando las técnicas más modernas y eficaces. Como necesitaba a los mejores profesionales para solucionar mi problema de periodoncia no dudé en acudir a ellos, no quería jugármela con un problema dental ahora que estaba a punto de irme a Tailandia.
¿Por qué Tailandia?
Solo una vez que viví la experiencia pude entender por qué había elegido aquél destino tan lejano y exótico.
Siempre me había sentido atraída por el sudeste asiático. Algunos de mis amigos eran muy aficionados al submarinismo, y habían viajado a esas lejanas playas perdidas entre sus mil islas tropicales.
Subían fotos de sus viajes a las redes sociales, miles de playas cristalinas en parajes de ensueño, solía quedarme soñando despierta con conocer esos lugares. Playas y parques naturales que no tenían fin, me decían que eran montañosos en el norte y húmedos en el sur, perfectos para hacer caminatas, escalar, hacer rafting a través de la selva, y ver todo tipo de animales exóticos.
Me hablaban de su popular cocina, basada en arroz, fideos y sopas, una de las mejores de Asia.
De las ruinas y templos, ya que Tailandia tiene una gran riqueza histórica y son muchos los templos, edificios y ruinas por todo el país que ahora se han convertido en auténticas atracciones turísticas. Las más visitadas son las de las antiguas capitales del Reino de Ayutthaya y del Reino Sukhothai.
Otra de las cosas que me atraía de Tailandia, era su gran conocimiento en técnicas de masaje. El masaje tailandés goza cada vez de mayor popularidad por emplear una técnica de estiramiento y presión en zonas específicas.
Y, por supuesto Bangkok, una ciudad vibrante y llena de estímulos para no aburrirte jamás y, eso sí, según decían, muy calurosa.
Aunque se trataba de un viaje costoso, principalmente por el billete de avión, porque según me contaban mis amigos, una vez allí, podía hacer un tipo de turismo diferente siguiendo los consejos de otros mochileros, y no era tan caro. Pese a lo caro del billete, la verdad es que me parecía un viaje que merecía mucho la pena.
Dicen que lo mejor es invertir en experiencias y no en cosas, cierto o no, seguí fielmente esta máxima y me dispuse a empezar con la cuenta atrás para recorrer el sudeste asiático.