¿Tu fregadero parece una piscina? ¿Tienes agua estancada y no sabes cómo arreglarlo? ¿Te da vergüenza que tus invitados se acerquen a la cocina? Es uno de los problemas más comunes que se dan en fontanería en el hogar, y puede llegar a ser verdaderamente asqueroso. En el caso de los fregaderos nuevos, las obstrucciones suelen ser fácilmente identificables, lo que hace más sencillo el arreglo, pero un fregadero viejo puede ser mucho más difícil, ya que, con el tiempo, los residuos se van acumulando en mayores cantidades, y las tuberías se deterioran y desgastan con rapidez, por no hablar de que, antiguamente, los materiales y sistemas de fontanería, no estaban tan preparados como los de ahora e incluso era más complicado acceder a los sistemas internos para encontrar la zona obstruida y arreglarlo. En resumidas cuentas… si tu fregadero ya tiene unos cuantos años, es posible que este problema sea una constante en tu vida diaria. Si te has sentido identificado/a, quédate en este post porque vamos a comentar distintas maneras y posibilidades de abordar la cuestión.
Identifica por qué está atascado
Tu fregadero se ha podido atascar por muchos motivos. Puede ser que se haya acumulado algo que esté impidiendo el paso del agua, como restos de comida, jabón, detergente, cabellos u otras fibras que, con el tiempo, han ido fijándose hasta obstruir los conductos de entrada o salida. Asimismo, también hay ocasiones en las que aparecen objetos o utensilios de tamaño mayor que han caído accidentalmente por las tuberías. E incluso se puede deber a una acumulación de minerales en las tuberías, o a que estén viejas o corroídas. Es importante identificar qué es lo que ha ocurrido. Si no eres capaz de averiguarlo a simple vista, te recomendamos que desmontes la parte inferior de tu fregadero.
Desmontar la parte inferior del fregadero
Aunque muchas páginas recomiendan empezar por utilizar un desatascador manual con ventosa o sifón, creemos que sería mucho más sencillo empezar por desmontar la parte inferior del fregadero. Normalmente debajo del desagüe se encuentran los tubos que llevan el agua inmediatamente al salir del grifo. Estos tubos suelen estar conectados por juntas que, en la mayoría de los casos, son fácilmente desmontables. No necesitas llamar a un fontanero para hacerlo. Basta con que gires los conectores que las unen y las quites. Para ello, acuérdate de colocar un recipiente grande en la parte inferior previniendo una caída repentina del agua; ponte guantes y –por tu seguridad– mascarilla. Después, deberás mirar cada una de las piezas para comprobar que no haya ningún objeto grande, restos de comida u otros residuos obstruyendo la zona. Si es así, basta con que limpies las piezas una por una y las vuelvas a colocar. En este caso, te puedes ayudar de una ventosa o varilla que te ayude a llegar a zonas inalcanzables. Si después de llevar a cabo este paso, tu fregadero sigue atascado, es el momento de probar otras opciones.
Utiliza el viejo truco del bicarbonato de sodio y vinagre blanco
Antes de probar con productos químicos, se recomienda empezar por los naturales, que son menos violentos y contaminantes. Uno de los trucos más clásicos es el uso de bicarbonato de sodio y vinagre blanco, que puede ser muy útil si el atasco no es demasiado grande. Para llevarlo a cabo, deberás esperar a que no quede agua estancada y, cuando el fregadero esté completamente vacío, proceder a echar, primero una olla de agua hirviendo, después, una taza de bicarbonato y luego otra de vinagre. A continuación, tapar el desagüe y esperar aproximadamente diez minutos para volver a echar agua hirviendo.
Prueba con productos especializados
Si después de probar los dos pasos anteriores no logras arreglar el problema, solamente te queda intentarlo con productos especializados para desatascar. No obstante, este tipo de elementos suelen ser tóxicos y contaminantes, así que deberás tener mucho cuidado y no hacer un uso excesivo de los mismos. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), deberíamos evitar los desatascadores químicos a toda costa por su agresividad para con el medio ambiente y los seres humanos. Además, corres el riesgo de dañar las tuberías por corrosión. Sin embargo, es un hecho que a veces no queda más opción que utilizarlos. Será esencial que protejas bien tu piel y ojos, ya que los vapores liberados pueden provocar quemaduras u otras afecciones. Si no sabes donde adquirir desatascadores de este tipo, te recomendamos que busques en stocknet, donde cuentan con un catálogo especializado de productos elaborados para este propósito.
Lo más probable es que, después de todos estos trucos, tu fregadero ya esté completamente liberado y puedas hacer tu vida en la cocina con normalidad. Si es así, ¡enhorabuena! No obstante, si nada de esto ha logrado ponerle solución, entonces es el momento de dejar de intentarlo por tu cuenta y llamar a un fontanero, ya que es muy probable que el problema no esté a tu alcance. Él diagnosticará lo que ocurre y te dará un presupuesto para arreglarlo de manera profesional.
Sea como sea, una vez hayas acabado con el atasco de tu fregadero, ten en cuenta que, la mejor manera de evitar que se repita, es cuidándolo diariamente a través de pequeñas medidas muy fácilmente aplicables. Lo primero y más obvio, es vigilar que no caigan restos de comida u otros elementos por el desagüe. Antes de colocar los platos, tira a la basura todo lo que quede en ellos, y pon coladores y rejillas que se encarguen de filtrar el agua. También debes evitar tirar grasa y aceite por el fregadero. Si vas a abrirte una lata de atún, deshecha el aceite a la basura o guárdalo en un recipiente para reciclarlo posteriormente. Aunque pongas en práctica estas medidas, debes cuidar la limpieza regularmente, por ejemplo, utilizando el truco del vinagre y el agua caliente de vez en cuando y actuando inmediatamente cuando veas que el drenaje comienza a ir lento. Así podrás evitar que tu fregadero se convierta en un estanque de agua y restos de comida eventualmente.
Esperemos que estos consejos te hayan ayudado. ¡Mucha suerte!