¿Quién podía imaginar que viajar pudiera ser algo sostenible? De hecho, muy pocos se plantean que viajar no lo sea. Es decir, viajar y medio ambiente en la misma frase no se asocian. Al menos en el sentido de que los viajes puedan resultar nocivos para el medio ambiente. El hecho es que sí. La realidad es que a pesar de que no lo concebimos como una posibilidad ni nos lo planteamos como algo posible, es más que evidente. Para viajar siempre existe algún medio de transporte más o menos contaminante y una serie de acciones que dejan una huella en el medio.
Es momento de replantearse el turismo, del mismo modo en que nos replanteamos todo lo que hacemos y repercute en el medio ambiente. Conocer mundo enriquece a la persona, al menos eso nos gusta creer. Sin embargo, para conocer ese mundo y enriquecerse, hay que mimetizarse con él y dejarse llevar por sus culturas. De poco o nada sirve realizar un viaje turístico para ver lo que todo el mundo ve, comer lo que todo el mundo come y hacer lo que todo el mundo hace. Eso no enriquece ni al espíritu ni a la persona, tan solo a los que proporcionan los servicios que todo el mundo consume en masa porque se creen que es lo único que se puede hacer.
Hay más opciones y mejores formas de conocer nuestro planeta y todo lo que puede ofrecer. Si no que se lo digan a nuestros amigos de Trip to Help cuya filosofía reza que “un viaje nos hace crecer solo si llegamos al lado autentico y natural del territorio que pisamos…” por eso se dedican a realizar viajes sostenibles. Sobre este tipo de viajes pretendemos hablar en este artículo, con la finalidad de que nuestros viajes empiecen a dejar esa huella que no sea de carbono.
La sostenibilidad de los viajes
Realizar un viaje sostenible es la manera ideal para viajar por el mundo sin dejar un gran impacto perjudicial en el lugar al que viajamos. Este tipo de viajes, va más allá de elegir los medios de transporte más respetuosos con el ambiente y la elección de un hotel sostenible. Se trata de que todos los aspectos del viaje se sustenten en prácticas sostenibles.
Un viaje sostenible puede y debe tener un impacto positivo en las personas y en los lugares. Por lo que ofrecen una experiencia de viaje más fructífera y positiva. Puede aplicarse tanto en viajes turísticos como de trabajo ya que existen numerosas opciones para viajar de manera sostenible.
Algunas de las acciones que se pueden realizar para que un viaje sea sostenible, pueden ser apoyar a las empresas locales o contribuir de forma positiva en los lugares que se visitan.
Dicho de otra manera, los viajes sostenibles, son esa forma de viajar que pretende y busca, la preservación del medio ambiente, la cultura y la economía del lugar de destino. Se trata de una actividad lucrativa y de ocio que respeta a la comunidad local y los recursos de los que dispone, a la vez que evita causar daños ambientales o perturbar de alguna manera el entorno natural. Es decir, se centra en causar un impacto positivo en todos esos lugares que se visitan y las comunidades que en ellos viven.
Este tipo de viajes, engloba una serie de prácticas de lo más diverso, entre las que se encuentran minimizar los viajes en avión, la reducción de los residuos generados y el apoyo a la economía local. Como en todo lo que se entiende por sostenible, los viajes de esta categoría, se centran en minimizar al máximo el impacto medioambiental, social y económico, tanto en viajes de carácter turístico como de trabajo.
Uno de los aspectos más importantes a considerar en un viaje sostenible, reside en la toma de decisiones conscientes en el momento de la planificación y la ejecución del viaje. Lo cual incluye tener en cuenta el impacto ambiental del transporte, el alojamiento y todo tipo de actividades que se pretenda realizar. Realizar una investigación previa para planificar un viaje sostenible, hace posible que se asegure que el viaje no tenga un impacto negativo sobre el medio ambiente.
Como ejemplo de las medidas a tomar, encontramos la elección de alojamientos sostenibles, el consumo de alimentos locales, utilizar el transporte público del lugar… estas acciones son sencillas de realizar y disminuyen de forma significativa el impacto negativo que genera un viaje en el lugar de destino. En definitiva, un viaje sostenible, persigue que los turistas apoyen a las empresas locales consumiendo sus productos y respeten la cultura y tradiciones de los lugares que visitan.
Los aportes de viajar de forma sostenible
En relación a todo lo citado, los viajes sostenibles ofrecen una serie de beneficios frente a los viajes tradicionales. Se trata de pequeñas acciones que reportan grandes beneficios tanto al planeta en general, como a los lugares en particular. Ayudan a preservar el medio ambiente reduciendo la contaminación, conservando los recursos naturales y minimizando los residuos. Al mismo tiempo contribuyen a que se preserven y mantengan las culturas locales y sus tradiciones. Se disminuyen notablemente las emisiones de gases de efecto invernadero y se apoya la economía local, ofreciendo oportunidades de empleo a los habitantes del lugar.
La experiencia para los viajeros cobra mayor valor y significado pues conectan con las pequeñas comunidades locales, comprendiendo mejor la cultura e historia de cada destino.
Si atendemos a las estadísticas de los viajes sostenibles, debemos señalar que los viajes por trabajo, predominan en el impacto medioambiental que se genera debido al transporte. La mayoría de los viajes por trabajo se realizan en avión y con mayor frecuencia que los viajes por turismo. La industria de la aviación es en la actualidad un claro contaminante pues alcanza un tres y medio por cien de las emisiones de gases de efecto invernadero. En el año dos mil veinte, las emisiones globales de estos gases se redujeron en un setenta y cinco por cien, dejando claro el efecto de los viajes que por aquel momento estaban muy limitados.
El sector del turismo en general, alcanza un ocho por cien de las emisiones globales. Porcentaje que ha ido en aumento en estos años y se espera que aumente a un ritmo del cuatro por cien anual. Esto quiere decir que la huella de carbono asociada a las actividades turísticas equivale a un kg de CO2 por cada dólar que se gasta. Este crecimiento tan brutal del sector del turismo, pone el foco en la necesidad de que se incorporen todo tipo de prácticas sostenibles.
Implementar este tipo de viajes de forma generalizada tiene una serie de objetivos positivos para todos. Desde la Organización Mundial de Turismo, dependiente de la ONU, se promueven directrices para desarrollar un turismo sostenible. Los principios de los que parten las mismas, aluden a tres aspectos clave que deben equilibrarse para que se garantice la sostenibilidad a largo plazo. Se trata de aspectos medioambientales, económicos y socioculturales.
Según la OMT el turismo sostenible debe dar un uso óptimo a los recursos medioambientales, ayudando a la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad. Así mismo, respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas para que conserven sus activos culturales, la arquitectura y todos sus valores tradicionales. Por último, asegurarse de que las actividades económicas sean viables, generen oportunidad de empleo estable y proporcione ingresos a las comunidades anfitrionas reduciendo la pobreza local.
Respecto a la huella de carbono que producen los viajes, se considera a partir de las emisiones que se producen a consecuencia de la oferta y demanda de bienes y servicios ofrecidos. Las actividades que más emisiones producen son:
- El transporte en el que se incluye avión, coche y transporte local.
- Bienes adquiridos durante la estancia.
- Alimentos y bebidas que se consumen.
- Alojamiento que implica consumo energético.
- Otros servicios.
La huella de carbono que generan los viajes de trabajo o turísticos, es muy similar, salvo en algunos aspectos:
- Los viajes por trabajo son más cortos por lo que se minimiza el impacto.
- Los bienes adquiridos por lo tanto son menores.
- La elección de alojamiento y restauración suele ser más lujoso en algunos empleados con mayor grado jerárquico, lo que se traduce en un impacto mayor en este sentido.
Para concluir, recordar las medidas que se pueden llevar a cabo para que el próximo viaje que realices, sea más sostenible. La primera de ellas, apoyar a las empresas locales, adquiriendo los productos en tiendas y mercados locales, comiendo en restaurantes locales y contratando guías del lugar. Otra medida es minimizar la huella de carbono utilizando el transporte público y alojándote en hoteles sostenibles. Tomar conciencia de los alimentos que se consumen y procurar que procedan de cultivos locales. Estas medidas son fáciles de llevar a cabo pues deberían ser las mismas que tomaras en tu lugar de residencia. La cuestión es minimizar el impacto de la huella medio ambiental que generamos. Al final poco importa que lo hagamos durante un viaje o en nuestro día a día. Debemos ser sostenibles todo el tiempo.