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Recibir un cuidado profesional en casa, la preferencia de nuestros mayores

No os sorprenderá que os diga que España es un país que ha visto crecer su media de edad en los últimos años. La generación del Baby Boom ha llegado a una edad avanzada y eso se está notando, además del hecho de que la gente tiene cada vez menos hijos e hijas. La pirámide de población se ha invertido y la verdad es que eso cambia muchas cosas en la sociedad en la que nos encontramos. En la página web de Statista se ponen cifras a esta evolución de la cantidad de gente que supera los 65 años en España. En 2002, esa cantidad era de 6’98 millones de personas y, dos décadas después, era de 9’54 millones. Se trata de un crecimiento exponencial.

Eso nos obliga a tener planteadas muchas cosas en relación a la tercera edad en España. Como es lógico, hay que proveer de servicios de ayuda para estas personas, además de tener en cuenta que también existe un tipo de ocio y diversión muy específico para este público que no podemos obviar. En lo que respecta a lo primero, hay que ser muy claros: son muchas las personas mayores que tienen, por ejemplo, problemas de movilidad. Con lo que esto limita la vida de la gente, prestar la mejor ayuda posible es una obligación.

De hecho, mirad: según una noticia publicada en la página web de RTVE, hay 4’38 millones de personas con discapacidad en España que tienen el perfil de mujeres, mayores de 55 años y con problemas de movilidad. Ya, ya sabemos que 55 años no es lo mismo que tener 65, pero muchas de las personas que empiezan a padecer este problema a los 55 llegan a la jubilación en un estado físico que es bastante mejorable y necesitan toda la ayuda que se les pueda proporcionar.

Hay algunas opciones para lidiar con esto. Primero os las vamos a mencionar y, después, vamos a ir analizando una por una para ver cuáles son sus implicaciones más directas:

  • La primera es que un miembro de la familia se ocupe de todo lo que tenga que ver con esta persona.
  • La segunda es optar por una residencia en la que se puedan hacer cargo de las necesidades de la persona durante las 24 horas del día.
  • Finalmente, hay una tercera opción que tiene que ver con proporcionar los cuidados de una persona profesional en estas lides en la propia casa de la persona jubilada.

Primera opción: Si apostamos por hacer que se encargue un miembro de la familia… 

Esta suele ser una de las practicas más comunes. De hecho, es interesante que siempre la tengáis en consideración. No hay nadie que conozca mejor a una persona mayor que aquellas que han estado a su lado toda la vida y conocen sus manías, sus necesidades y sus sentimientos. En España, hemos sido muy dados a ocuparnos nosotros mismos de nuestros mayores y eso nos debe hacer sentir orgullo porque viene a demostrar que en ningún momento nos hemos olvidado de ellos.

Hay ocasiones en las que, sin embargo, eso no es posible. Hay que tener en cuenta que algunas de las personas que tienen personas mayores en su familia que necesitan ayuda se encuentran trabajando y tienen un horario muy limitado a la hora de poder satisfacer las necesidades de esos mayores. En ese caso, la necesidad de organizarse entre los diferentes miembros de la familia crece exponencialmente y debemos garantizarla a fin de que a nuestros mayores no les falte nada de nada.

Esta situación, por cierto, puede generar bastantes problemas en el seno de las familias. Cuando hay que organizarse, siempre se pueden generar incompatibilidades entre las personas que tienen que hacer posible la buena salud de una persona mayor… y eso va a provocar que tengamos discusiones. Seguro que en vuestra familia habéis vivido algo parecido. Es algo que tristemente ocurre y que termina generando una sensación de cansancio brutal cuando estamos en una situación como la que se deriva del cuidado de una persona mayor.

Ni que decir tiene que, cuando la persona mayor va cumpliendo años y está cada vez más débil, todas estas situaciones empeoran de una manera más que evidente.

Segunda opción: si decidimos enviar a nuestros mayores a una residencia…

Esta es una decisión que muchas veces resulta complicada para las familias, pero lo cierto es que se sigue produciendo. Antes de nada, conviene indicar que no es negativo que una persona mayor ingrese en una residencia. De hecho, la situación de su familia a veces no deja otra opción y, por supuesto, esta opción es mejor que la de dejar de preocuparnos por esa persona y dejar que siga viviendo sola en casa, sin ayuda de ningún tipo.

Pero también os tenemos que decir algo: el hecho de vivir en una residencia hace que se reduzca de una manera bastante considerable el tiempo que pasamos con esa persona. Por regla general, las residencias son lugares que tienen horarios estrictos de visita. Por mucho que vayamos todos los días, vamos a tener que estar sometidos a ese horario sin que podamos hacer nada al respecto, en lugar de poder disfrutar de nuestro familiar sin limitación de tiempo.

Y, por supuesto, tened en cuenta que una residencia no es vuestro hogar. Todas esas escenas hogareñas y esa tranquilidad que se respira en casa desaparecen de la ecuación en este caso. En la residencia hay que tener siempre en cuenta que hay más personas y que no podemos hablar en el tono que queramos o de según qué temas porque es mucho más fácil que nuestra intimidad se vea vulnerada, aunque sea sin intención ninguna por parte de las personas que allí se encuentran.

Tercera opción: si decidimos optar por un cuidado profesional en casa… 

Hay personas que deciden que lo mejor es que la persona anciana que tienen a su cargo siga viviendo en su casa, que a fin de cuentas es donde más cómoda se va a encontrar, pero con cuidados profesionales. Es decir, aquí lo que se procura es que los cuidados tan personalizados que recibe una persona en una residencia sean prestados en la propia casa de la persona anciana. Los beneficios que eso va a proporcionar va a ser que los familiares no vamos a estar sujetos a las restricciones de la residencia y que, además, el o la protagonista va a gozar de una vida más feliz al encontrarse en su casa.

Lo peculiar de este tipo de situaciones es que la persona que se encarga del cuidado de las personas mayores acude a su domicilio en los momentos en los que sea necesario y tiene la capacidad para cuidar de ella en las mejores condiciones. El objetivo, además de estar encima de la persona anciana para que su salud sea la mejor posible, es que esa persona no se sienta sola en ningún momento, algo que podía suceder en caso de que el ingreso en la residencia fuera la opción escogida. Una residencia en la que, casi con total seguridad, no va a conocer a nadie en un primer momento.

La mayoría de las personas mayores que necesitan cuidados y atención permanente prefieren quedarse en casa con un cuidado profesional a tener que internarse en una residencia. Esta es la conclusión de un estudio reciente que han realizado desde Servicio Doméstico Sant Pau y que pone de manifiesto que, en efecto, como en casa en ningún sitio. Aunque haya que cambiar algunas mecánicas en el día a día y vayamos a recibir ayuda en nuestro propio domicilio cuando antes no nos hacía falta, siempre va a ser más fácil adaptarse a esto siempre y cuando el entorno físico en el que estemos no cambie.

La sociedad tiene que ser consciente de las necesidades que tiene una persona mayor y de las opciones que existen para tratar de satisfacerlas. Hemos dicho, en el primer párrafo de este artículo, que España es un país que se encuentra aumentando su media de edad como consecuencia de que hay cada vez más personas mayores y se tienen menos hijos. Por tanto, es conveniente que sigamos trabajando en proveer de los mejores servicios a las personas mayores puesto que van a ser ellas las más numerosas y las que van a requerir de un tipo de servicios en concreto.

Es responsabilidad de cada familia cuidar de sus miembros más mayores y proveer de todas las alternativas que sean posibles para garantizar su cuidado. De lo contrario, no estaremos siendo justos en lo que tiene que ver con ellas. No estaremos respondiendo como se merecen al legado que nos han dejado.

Y un último consejo: antes de tomar cualquier decisión, escuchadles. A fin de cuentas, la persona que va a ser central en este cambio y que se va a beneficiar va a ser él o ella. Eso es lo que importa y lo que debemos tener siempre en consideración antes que cualquier otra cosa.

 

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