A veces las vueltas que da la vida son de lo más rocambolescas. Si hace unos meses eché varios días buscando una buena empresa de detectives a los que contratar porque sospechaba del fraude de uno de mis trabajadores que decía tener siempre algún familiar que acababa de fallecer, hace una semana estaba en Ourense en busca del mismo y debido a esto conocí uno de los sitios de menos fama y más bonitos de la geografía gallega. Pues bien, la empresa que contraté para este tipo de servicios, en los que está especializada fue Castellana Detectives. Yo necesitaba pruebas del fraude que sospechaba en este trabajador, y de alguna manera se me ocurrió que lo más rápido y cómodo sería contratar a un detective. Si lograba las pruebas, por el aprecio que le tenía a esta persona, en sus inicios tan eficaz, se podría ir de la empresa por vergüenza y miedo a una denuncia, sin tener que pasar por el trámite del despido.
Pues bien, ellos lo no solamente pillaron el fraude, sino que me explicaron que todos esos familiares recientemente fallecidos se debían a que este trabajador había heredado un bar de su padre en Ourense y se estaba yendo en los días más fuertes para allá para poder atenderlo, como las fiestas de Entroido, las Navidades, la Semana Santa… Curiosamente, coincidía que sus parientes siempre se morían en fechas señaladas, y yo no quería tener una mala relación con él, por lo que no le exigía un justificante de estas defunciones.
Así, en la última de estas escapadas fugaces decidí acudir yo también a Ourense para tener una charla con él. Me hospedé en el hotel de la Torre, en el centro de la ciudad, y esperé a que fuese una de las horas punta del bar para ir yo allí también a tomar algo y que me viese. En ese momento sobraron las palabras, solamente con cruzarnos las miradas se daba todo por sobreentendido. Fue muy sencillo. Me hizo una mueca dando a entender que le había pillado y esa misma noche me mandó un mensaje diciendo que renunciaba a su puesto como director de marketing de la compañía.
Pero ya que me había hecho ese viaje de 500 kilómetros desde Madrid, decidí aprovechar los días al máximo y recorrer una de las provincias más desconocidas pero también de las más bonitas. Os voy a hacer una lista de todos esos lugares que no os podéis perder si algún día os decidís a viajar hasta allí.
Qué ver en Ourense
Las fuentes termales de As Burgas son uno de los espacios más emblemáticos y queridos en la ciudad, directamente ligado a sus orígenes. Aquí nacería la antigua Aquis Aurienses (aguas de oro), un asentamiento romano formado alrededor de estos manantiales mineromedicinales que hoy continúan manando a más de 60° C en el corazón del Centro Histórico.
Visitarlas es imprescindible para conocer la historia de Ourense y entender su íntima relación con las aguas: tocarlas y sorprenderse, descubrir sus misterios en el Centro de Interpretación y disfrutar de un baño en su piscina termal, prácticamente de la misma forma y en el mismo lugar que la de nuestros antepasados romanos hace dos mil años.
Además, las riberas del río Miño constituyen la gran arteria verde de la ciudad: varios kilómetros de exuberante vegetación por los que pasear, correr o ir en bicicleta mientras admiramos la naturaleza y el paisaje. En su tramo más occidental, después del Puente del Milenio, encontramos numerosos manantiales de agua termal, muchos de ellos acondicionados para el baño… Una de esas cosas que no te puedes perder si visitas la ciudad.
La Ruta Termal del Miño la forman cinco kilómetros de senda peatonal donde se concentran hasta siete instalaciones termales en las que descansar y relajarnos mientras disfrutamos de un baño en plena naturaleza, sea invierno o verano.
La ruta comienza en la orilla derecha del río, en la zona termal de A Chavasqueira, la más próxima a la ciudad. Aquí podremos elegir entre el ambiente de inspiración japonesa de la pequeña estación termal de A Chavasqueira o un baño bajo las estrellas en las piscinas exteriores de acceso gratuito.
El camino continúa hasta O Tinteiro, una fuente-mirador muy frecuentada por los vecinos de la ciudad, y desde aquí a la zona termal de Muíño da Veiga con sus cuatro piscinas. Un poco más adelante, la Estación Termal de Outariz ofrece tratamientos de belleza, sauna y dos circuitos termales a precios muy competitivos. Justo antes de la pasarela que cruza hacia la otra orilla nos encontramos con las piscinas de Outariz y Burga de Canedo, el mayor centro de actividad termal en Ourense, además de uso gratuito. En la orilla opuesta, en Reza, continua la ruta por el Paseo de la Ninfas, donde veremos el último espacio termal de esta zona, la fuente de Reza.
Por otro lado, la Catedral Basílica de San Martín es, sin duda alguna, uno de los ejes monumentales de Ourense: el elemento que articula el Centro Histórico, la ciudad medieval.
Como auténtico tesoro artístico e histórico que es, su visita requiere tiempo para detenerse a admirar la belleza y majestuosidad no solo del edificio, sino de todos los secretos que guarda en su interior.
El núcleo rural de Seixalbo está situado en la Vía de la Plata-Camino Mozárabe, en lo que antaño fue el Camino Real a Castilla, y da la bienvenida a los peregrinos que recorren el Camino de Santiago. En la Edad Media fue tierra humilde dedicada al cultivo de viñedos, en la que labriegos y jornaleros trabajaban las tierras del Cabildo Catedralicio, señor del lugar.
La historia recuerda a sus habitantes por el honor de haber sido los primeros en conseguir la exención de los foros que pagaban por el uso de estas tierras de propiedad eclesiástica. Lo consiguieron en 1859, cien años antes que el resto de Galicia, después de dos décadas de pleitos contra la Catedral. Un hito que en la actualidad se recuerda con una fiesta de recreación histórica que celebran a comienzos del verano.
Declarado Núcleo de Interés Etnográfico, Seixalbo conserva el aspecto que debió de tener en el medievo, lleno de rincones y calles estrechas esperando ser descubiertas.