Seguro que conoces a muchas personas, familiares o amigos que se marchan a Cádiz a pasar el verano. Es normal, es un sitio fantástico, donde se come genial, su gente es amable y siempre hay un tiempo impresionante. Los lugares más visitados son Conil, Chiclana o Tarifa pero hoy vengo a recomendaros un pueblo más pequeño, Setenil de las Bodegas, que está claro que no te sonará nada, incluso por su nombre, yo nunca le situaría en la provincia gaditana.
Pues sí, se encuentra en los famosos pueblos blancos, de los que los más conocidos son Chipiona o Vejer de la Frontera, pero el gran descubrimiento de hoy seguro que nos va a encantar. Es un pequeño pueblo de unos 500 habitantes, y en cuanto aparezcas por allí te dejará sin habla al ver que muchas de sus casas se encuentran bajo el saliente de una roca. Sus habitantes han aprovechado la orografía y el terreno abrupto para crear sus hogares. El río atraviesa la mitad del pueblo separando dos de sus calles más importantes, y de curioso nombre: «calle de sol» y «calle de sombra». Y es que esta gente tiene arte hasta para poner nombres a las calles.
Su localización actual es de origen medieval y en el espacio que hoy se denomina la Villa se asentaba el antiguo poblado almohade. El castillo que domina el pueblo es una fortaleza de origen medieval (ss. XIV y XV), que conserva la Torre del Homenaje y un aljibe. Su patrimonio se completa con la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación; la antigua Casa Consistorial y las ermitas de Nuestra Señora del Carmen y San Sebastián.
En este lugar es imprescindible que visites la Fortaleza Nazarí de Setenil, del siglo XIII, y tampoco debes perderte su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional, eso al menos me dijeron, porque cuando yo fui era verano. Otro de los aspectos que puede recomendar es alquilar cualquier casa, en ella te sentirás cómodo.
Buen alojamiento
Yo además tuve la suerte de alojarme en una con piscina y la verdad es que fue una gozada. Recuerdo, porque se lo pregunté al dueño, que cómo era el modelo, y el hombre, tan campechano como todos de allí, me ofreció todos los detalles. Me contó que lo había comprado en Piscinas TDP, que era gozada porque se lo dejaron todo perfecto, Y me concretó que el modelo era el de Ibiza, era la clásica piscina rectangular prefabricada. La profundidad era de 1,40 por lo que mis hijos se pudieron nadar sin problemas. Y más pensando que cada verano tenemos que escuchar noticias de pequeños que mueren ahogado, sin ir más lejos hace un par de meses. Qué angustia.
Fueron unos días inolvidables, porque además de disfrutar de este lindo pueblo, por cierto recomiendo que comaís las sopas cortijeras, un plato típico por excelencia de la localidad hecho con pan, aceite de oliva, espárragos y huevo escalfado, pudimos dar paseos por los pueblos de alrededor, y sentir que estabas en Cádiz pero lejos del bullicio de otros lugares como Sanlúcar de Barrameda o Chipiona, donde se juntan en la playa cientos de personas. Así pues, apunta en tu agenda este nombre Setenil de las Bodegas, porque estoy seguro de que no te vas a arrepentir.