Cuando nos imaginamos la casa de nuestros sueños normalmente solemos soñar con ventanales grandes por donde entra mucha luz, habitaciones despejadas y muy organizadas, plantas y flores que impregnan la casa de olores y una terraza donde disfrutar del espacio al aire libre y poder respirar aire fresco. En definitiva, una casa donde poder ser feliz y que nos resulte acogedora. Existen numerosos estudios y teorías que relacionan los colores, la decoración y la distribución de los muebles con nuestro estado de ánimo. Incluso los materiales que usemos pueden afectarnos, y esto es así porque mediante el subconsciente captamos detalles y aspectos favorables o desfavorables de la decoración, consiguiendo efectos positivos en nuestra salud y en nuestra autoestima.
Seguir leyendo...